Carro de fuego. Olía a gasolina, aceite, estopa, escape y llanta quemada, como huelen los talleres típicos donde se arreglan los coches clásicos; la fosa de mecánicos de la aristocrática Aston Martin era un complejo sistema de tradiciones, costumbres, principios y valores; para vencer a Red Bull hay que correr en sentido contrario: arrancando desde el pasado. Conducida por un veterano, la vieja carroza inglesa persiguió durante toda la carrera a los dispositivos sobre ruedas que siguen rebasando a la historia por la derecha. Pero al final del GP de Baréin una sensación de esperanza se apoderó de la pista cuando Fernando Alonso cruzó la meta en tercero, a 38 segundos de Verstappen, una eternidad, mientras la Fórmula 1 respiraba aliviada: por fin hemos visto a alguien correr en un coche.
Multimillonario vs súper millonario. Liverpool y el United salieron al campo con unos cuantos millones de diferencia en el valor de sus plantillas: 171, suficientes para comprarse un par de equipos en Argentina, Brasil o México, y morralla al tratarse de clubes con inversiones cercanas a los mil millones de euros. El partido dejó un claro vencedor: el equipo multimillonario humilló al súper millonario por marcador de 7 goles a cero. En cualquier otra Liga, de cualquier otro deporte, la diferencia “millonaria” que separa al Liverpool del United habría sido horrorosa, pero estamos hablando del número uno y el número dos en la lista de popularidad histórica de la Premier. Algo raro tiene que estar pasando en Inglaterra cuando ser un equipo súper millonario, ya no vale tanto como antes.
Posesivo compulsivo. El periodismo deportivo debería ponerle un monumento a MisterChip, Alexis Martín Tamayo, por ayudarle a interpretar las causas y las consecuencias de los resultados de una manera distinta, independiente y relevante. Publicó MisterChip hace unos días que el Barça había tenido su peor dato de posesión de balón, 35.6%, en los últimos 861 partidos oficiales. Dirigido por Xavi, el Barça acabó con el mito de la posesión en la semifinal de ida por la Copa del Rey contra Real Madrid. Para la psiquiatría del futbol queda el expediente de Xavi, un posesivo compulsivo que encontró tratamiento.
José Ramón Fernández Gutiérrez de Quevedo