San miércoles
Como el regreso a clases, la vuelta de la Champions sobre la recta final del invierno siempre funcionó como uno de los principales calefactores del juego. El futbol europeo, en competencia a ida y vuelta, convirtió las jornadas de mitad de semana en los días más importantes para ver futbol desde mediados del siglo pasado, cuando un miércoles 13 de junio de 1956, el Real Madrid jugando en el Parque de los Príncipes de París vs el Stade de Reims ganó su primera Copa de Campeones de las 13 que acumula. La mezcla entre martes, miércoles, sábados y domingos es lo que da empaque a los grandes clubes y sus jugadores. Cuando nos preguntamos por qué es tan buena la Champions y por qué son tan buenos los que la juegan, la respuesta es muy sencilla: porque compiten hasta los miércoles.
Un genio cristalino
La última lesión de Neymar, a días de enfrentar al Barça y en víspera de carnaval, abrió una herida que parecía haber cerrado: la confianza. ¿Quién puede confiar en un deportista que se rompe cada año en las mismas fechas y en el mismo lugar? La portada de L’Equipe en relación al caso es demoledora, señalando al jugador como una trampa de cristal. Lesionado en tres de las últimas cuatro eliminatorias de octavos de Champions con el PSG, la deuda de Neymar con su equipo es enorme. Nadie compra en 200 millones de euros a un futbolista para pagarle 40 al año, por ganarle al Niza, al Dijon o al Lorient francés. Con 29 años y un nuevo abandono en su carrera, Neymar, un genio cristalino, perdió todas las posibilidades de llegar a ser uno de los grandes de este juego, jamás maduró.
Caballos de hierro
Los que permanecen aquí son Messi y Cristiano, programados para competir al máximo nivel de su capacidad entre febrero y mayo, los mejores futbolistas de la época volverán a ofrecernos durante las próximas dieciséis semanas, el mayor espectáculo posible. Con nueve títulos ganados, 253 goles marcados y 321 partidos jugados por ambos; seguirán demostrando que dominan el torneo más exigente del futbol como ningún otro. Messi y Cristiano nacieron para jugar y ganar la Champions League. Nunca en la historia del futbol, existieron dos jugadores tan buenos y tan fuertes a la vez.