Intento salir del mar de notas mediáticas entre tantas noticias de desaparecidos y ejecutados y notas chabacanas como las del “cachito” para el avión, la desaparición de los “puentes”, el superbowl o la eterna nota de que no sé qué tipeja de la farándula revienta las redes porque subió una foto casi sin ropa.
Es difícil mantener la capacidad de asombro ante los sucesos, tan sólo en enero de este 2020 se registraron 2, 376 homicidios dolosos en el país con una impunidad rampante. Las cifras son personas, con nombre y apellido.
El Ing. Homero Gómez González, defensor de la mariposa Monarca en el Santuario El Rosario, en Michoacán, fue encontrado muerto el 29 de enero de 2020, después de estar desaparecido por dos semanas.
Raúl Hernández Romero, guía del mismo santuario, desapareció el 27 de enero y fue encontrado muerto también el 1 de febrero sin que a la fecha se haya esclarecido ninguno de los dos asesinatos.
En nuestra región, cuando soñábamos que vivimos otra realidad, el inicio de este 2020, con el terrible episodio del Colegio Cervantes, nos da como un balde de agua helada y nos muestra el verdadero entorno en el que hemos “normalizado” la violencia.
Creímos que podíamos esconder la cabeza en el suelo como avestruz.
Debemos responder como sociedad ante estas sacudidas. Evidentemente, tenemos una falta de atención familiar y profesional a nuestros jóvenes y niños, pero en el ámbito político debemos exigir que la agenda nacional contenga una estrategia para terminar con la violencia y la impunidad.