La luz de casa se ha apagado, de un escondrijo sale sigilosamente un insecto rastrero, agita sus antenas detectando sustancias volátiles en el aire y su cuerpo está lleno de sensores a manera de pelos que detectan pequeños cambios en la presión del aire que le circunda y también cuenta con sensores de trepidación que junto con aquellos, le indicarán que alguien se acerca o que algo se mueve aun en la oscuridad.
Su cuerpo, adaptado para caminar muy cerca del suelo, se ve lustroso, de color café rojizo oscuro está recubierto por un carbohidrato que le conforma una coraza protectora, impermeable y rígida, pero en algunas partes articulada.
Su cabeza apenas visible desde arriba, está protegida por una coraza a manera de plato del que parecieran partir hacia atrás dos pares de alas, también lustrosas que resguardan a otro par más grande que le permitirá volar por espacio de varios metros.
Sus patas, adaptadas para la caminata rápida, cuentan con ganchos y esponjas adhesivas que le permitirán trepar por superficies lisas, está hecha para incursionar en lugares y desaparecer en una hendidura milimétrica. Cuenta con unas glándulas odoríferas, mediante la que se reconocen químicamente entre los individuos de su especie; por ello, su presencia genera un olor bastante desagradable para la mayoría de nosotros.
Es descendiente de una estirpe añeja en este planeta, se cree que ha habitado en la tierra desde hace más de 300 millones de años; por lo que sus ancestros han sobrevivido a todas las hecatombes por las que ha pasado el planeta, meteoritos, glaciaciones, calentamientos, etcétera.
Las cucarachas son insectos pertenecientes al grupo de los Blatodeos que cuenta con más de cuatro mil especies y son considerados repugnantes por casi toda la humanidad (con justa razón, pues su presencia sobre alimentos o enseres domésticos puede llevar patógenos a nuestros alimentos).
En nuestra región existen dos especies muy comunes en casa, una de ellas es grande, llega a medir un poco más de 3 centímetros, es la cucaracha “americana” (Periplaneta americana) que normalmente la vemos salir de los drenajes.
Existe otra especie, de la tercera parte del tamaño de la “americana”, normalmente ligada a donde preparamos los alimentos la cucaracha “alemana” (Blatella germánica). Una cucaracha alemana vive un poco más de un año, la hembra coloca huevos en una especie de contenedor múltiple que se llama “ooteca”, en esta especie las otecas contendrán entre14 y 16 huevecillos. ¿No le gusta tener cucarachas en casa? Sencillo, no las críe. Si tiene cucarachas es debido a que les da de comer o… ¡Claro!, lo olvidaba… es que llegan de la casa de junto.
Antes de que inicie la guerra química con insecticidas actúe de manera racional. No las deje entrar: Coloque guardapolvos en la puerta, verifique que las rejillas del drenaje estén puestas y que las orillas de los registros del mismo no tengan huecos.
Considere que una cucaracha puede atravesar por rendijas de 3 mm. No deje basura dentro de casa, dispóngala en un bote, asegúrese que tenga tapa. Si tiene mascotas verifique que no haya residuos de alimento (croquetas, semillas, leche, pan, etc.). Un chanclazo es más efectivo y menos peligroso que andar persiguiendo cucarachas con aerosol en mano.
Sea cuidadoso con la aplicación de insecticidas, no debemos abusar de ellos. Hay trampas adhesivas para cucarachas y productos insecticidas a base de minerales, como el bórax, que son muy efectivos. Los insecticidas “caseros” generalmente serán del grupo de los piretroides y piretrinas, son los menos tóxicos para humanos, aunque muy tóxicos para abejas.