Cultura

Hacia una nueva Masculinidad

  • Paisajes abreviados
  • Hacia una nueva Masculinidad
  • José Luis Vivar

Los cambios sociales son constantes y no hay nada que pueda impedirlos. Cada día surge algo nuevo, algo que se vuelve tendencia, y que más tarde se olvida en cualquier rincón de la casa, o de plano se va al bote de la basura. Así pasa con todo lo que conocemos y también lo que ignoramos. Desde la forma de vestir y calzar, dispositivos electrónicos, manifestaciones artísticas de todo tipo y género, medicamentos, métodos educativos, estrategias comerciales, entre tantos. Asimismo, la avalancha de términos propios del estudio de la Semántica cuyo significado no son neologismos, sino incongruencias lingüísticas que se escuchan decir y más tarde desaparecen para dar paso a otros. La inmediatez que tiene internet marca las pautas, y todo se encuentra a milésimas de segundos. Aun lo que parece imposible de hallar se pone de manifiesta en la pantalla, con infinidad de opciones. Por eso es que nadie consulta, o más bien muy pocos acuden a los diccionarios y las enciclopedias que se empolvan en los libreros. La información segmentada que se encuentra en Google, no se compara para nada con las diez o quizás más páginas de un tema en esos lujosos textos, porque se prefiere la síntesis, lo que es el dato conciso, el renglón o el mini párrafo que se puede copiar y pegar. Asunto arreglado; lo que sigue.  Entre todas esas transformaciones, ¿dónde quedan los modelos de comportamiento social, especialmente de esa nueva masculinidad que tanto se habla, y con la cual se pretende generar cambios en las generaciones más jóvenes, o las que están por nacer? Desde hace tiempo se ha venido insistiendo que los roles masculinos deben adecuarse a esquemas acordes a la época que se vive, es decir de equidad con la mujer. Y mucho de esto lo podemos ver en distintos escenarios. Como ejemplos están las guarderías donde son muchos los papás que llevan y recogen a sus pequeñitos; o en los centros comerciales donde se les pueden apreciar paseando a sus hijos en las carriolas. Y lo mismo sucede en los cines, clubes deportivos o en eventos infantiles, donde por lo regular era común ver solo a madres de familia. Y todo eso está muy bien, pero en estos tiempos la violencia de género que se padece en México, exige algo más que una nueva masculinidad: respeto recíproco. Las bases morales establecidas desde el hogar deben fomentarlo como parte esencial de una educación en valores; lo mismo las escuelas de todos los niveles, incluso en las universidades. El enfoque de una nueva masculinidad va a ser efectivo si prevalece el respeto como fundamento ético, aunque su construcción es un proceso que se complementa con de ejemplos de vida de quien los imparte. El respeto suena muy bien en teoría, pero debe ser una constante en todos los ámbitos. Lo que nos hace humanos es el razonamiento y la emotividad. Mantener un equilibrio en ambas entidades da como resultado la civilidad, esa que se necesita para fortalecer este este país. Ojalá que las intenciones de quienes fomentan una nueva masculinidad tengan presente lo fundamental del respeto mutuo, porque las buenas intenciones pueden terminar como todo lo que como sociedad nos rodea: llegan, para más tarde olvidarse. 

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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