1. Ciudad de México 1949. Un niño español de quince años lee en el periódico que el director de cine Luis Buñuel requiere actores juveniles para su próxima película: La Manzana Podrida. Entusiasmado por conocer al que los medios llamaban el cineasta maldito, envía fotos y datos personales a Ultramar Films. Dos semanas más tarde es convocado junto con otros aspirantes en los Estudios Tepeyac, para hacerle una prueba ante la cámara. Dos cuartillas mecanografiadas son su parlamento, interpreta a Pedrito. Al escuchar el grito de ¡acción!, comienza a actuar, pero no es el ojo de la cámara la quien lo intimida, sino la mirada de aquel hombre robusto que parece un cazador apunto de dispararle con su rifle. Al concluir, le dan las gracias, y no lo vuelven a llamar. El papel será para Alfonso Mejía, y la película cambiará de título, se llamará Los Olvidados.
2. A finales de los cincuenta, aquel niño es un joven escritor -Juan José Arreola le publicó su primer libro Cuentos Para Vencer a la Muerte-, además crítico literario y periodista. Con un grupo de cinéfilos visita a Buñuel en su casa de la Cerrada de Félix Cuevas. Al fervor de las copas, entablan una discusión por el tema de la pornografía. El escritor la defiende por el escándalo que provoca a la manera de los surrealistas; Buñuel la condena por ser objeto de comercio y un nuevo “opio de los pueblos”. La discusión se vuelve más intensa. El director de cine lo llama reaccionario, y él le responde: “usted es el reaccionario y que acabará como Dalí en el seno de la Iglesia Católica”. Buñuel estalla y lo corre de su casa. El escritor se marcha, pero calles adelante el director de cine lo alcanza y le ofrece una disculpa, solicitándole que vuelvan a la casa, pero el escritor le hace ver que lo ha decepcionado y sigue su camino.
3. Principios de la década de los sesentas. El escritor publica La Lucha con la Pantera, uno de sus cuentos más celebrados, en la revista Cuadernos del Viento. Poco tiempo después es arrestado por la policía por andar pegando carteles en pro de la Revolución Cubana. Sus amigos, con muchas dificultades logran sacarlo de la cárcel, aunque con la advertencia de que si reincide lo deportarán a la España de Franco. Cansado, más bien harto de que no lo dejen vivir en paz, empaca ropa y libros para irse a la Cuba de Fidel. Y allá, a pesar de haber sido alojado en el Hilton Libre, y de tener en un Cine Club de los cubanos, regresa al año siguiente. ¿La razón? No le permitieron pasar todos los días Cantando Bajo la Lluvia (Singin’ in the rain, Stanley Donnen, Gene Kelly, 1952), y le confía a su amigo Huberto Batis, que extrañaba mucho a Cid Charisse.
Fade Out
2019. Noviembre 4. José de la Colina partió de este mundo, satisfecho de lo que hizo con su vida, la cual fue como una película. Admirador de los clásicos de Hollywood y de Snoopy, lo recordaremos por su columna dominical Personerío, publicada en este diario. Sin embargo, nos quedan sus libros y sus críticas de cinéfilo para nunca olvidarlo.