Después de la primera entrega de Quién es quién en las mentiras de la semana, la nueva sección del reality show matutino en Palacio Nacional, el cartujo vuelve a las páginas de 1984, la distópica novela de George Orwell. Ahí encuentra la inspiración del segmento conducido por la ocurrente Ana Elizabeth García Vilchis: el Ministerio de la Verdad, donde todo (incluida la historia) se acomoda a los deseos del Gran Hermano y se catapulta la animadversión contra los enemigos del pueblo —en el caso mexicano, los periodistas críticos cuyos comentarios e información, sobre todo si cometen algún error, son “aplastados, ridiculizados” ante el regocijo de los fanáticos del régimen, en especial en las redes sociales y en los medios del gobierno (sería una falacia llamarlos públicos o del Estado).
El segmento es el equivalente a los cotidianos “dos minutos de odio” de la novela, durante los cuales en las telepantallas aparece el renegado Emmanuel Goldstein atacando “venenosamente las doctrinas del partido; un ataque tan exagerado y perverso que hasta un niño podía darse cuenta de que sus acusaciones no se tenían en pie, y sin embargo, lo bastante plausible para que pudiera uno alarmarse y no fueran a dejarse influir por insidias algunas personas ignorantes”. O “muy susceptibles de manipulación”, como dice López Obrador de las clases medias, engañadas arteramente por la prensa reaccionaria.
En ese par de minutos, los espectadores le lanzan a Goldstein “incontenibles exclamaciones de rabia”. Mientras él predica, “con voz ovejuna”, sobre la libertad de palabra, de prensa, de pensamiento, ellos saltan, patalean y gritan intentando silenciarlo. Al concluir la catarsis, el Gran Hermano aparece para tranquilizarlos y ser aclamado por su “gran sabiduría y majestad”.
Al finalizar la primera sesión de los minutos de odio en Palacio Nacional, en las telepantallas se escuchó al Presidente, fraterno, hablar de pluralidad, cuestionar las publicaciones de los conservadores y preguntarse si los ciudadanos “no tienen derecho a una información veraz”; obviamente, la de su Ministerio de la Verdad.
Queridos cinco lectores, El Santo Oficio los colma de bendiciones. El Señor esté con ustedes. Amén.
José Luis Martínez S.