El humo, smog, micro partículas fueron palabras muy escuchadas esta semana en el fútbol mexicano, porque la madre naturaleza nos recuerda quien manda en este planeta y que los seres humanos somos unos huéspedes irresponsables, quienes estamos destruyendo la casa.
Siendo el fútbol lo menos importante en una contingencia ambiental, la Liga Mx mostró que le falta mucho para ser una liga organizada que sea atractiva para que nuevos empresarios inviertan en franquicias de Primera División o Liga de Ascenso.
A 24 horas de la programación original del juego de ida de semifinales entre América y León no se definía si habría partido o no, horario, día y sede. Un equipo (León) no sabía si tomar el avión a la capital de país y el otro pedía que no se jugara.
Total que el asunto se definió en cambio de fecha y hora, pero, otra vez, la madre naturaleza dicta la norma y el equipo que viajó a la sede original del partido se tuvo que trasladar de Toluca a Querétaro y el anfitrión (América) tomar sus cosas e irse a dos horas de su casa.
Las contingencias no tienen fecha de aparición pero si un plan que permita resolver las situaciones una vez que se presenten, y la Liga Mx mostró que no lo tiene, al igual que la Liga Mexicana de Béisbol.
Era evidente que la contaminación no se disiparía esta semana. El esperar a que “algo” pasara para que se “limpiara” el ambiente era un asunto de lógica, practicar deporte el aire libre era imposible.
Ambas ligas profesionales, fútbol y béisbol, son las más importantes de nuestro país, sin embargo, están más ocupadas en los asuntos de mercadotecnia que de organización.
Cuatro equipos (León, América, Diablos Rojos y Unión Laguna) estuvieron detenidos, a la expectativa, sin información certera que les permitiera saber que iba a ocurrir con sus respectivos juegos.
Por más contingencia que sea, esta claro que no hay un procedimiento definido para solventar las decisiones de manera pronta y asertiva, eso causa incertidumbre en todos los involucrados.
