Cultura

Juegos y magia de los espejos

  • Los inmortales del momento
  • Juegos y magia de los espejos
  • José de la Colina

Son ojos que no duermen, que no parpadean, que nunca se cierran ni se ciegan en la oscuridad y no mueren ni siquiera cuando los rompemos, porque entonces se convierten en muchos diminutos esparcidos ojos que siguen mirándonos, espiándonos, multiplicándonos, acechándonos, fotografiándonos (y me pregunto si la vez en que tomé junto a María esa foto ante un espejo de hotel esa imagen quedaría escondida allí, tratando de fijarnos en el tiempo).

Están en las peluquerías, en las salas, en las recámaras, en los muebles, en los vestidores, en los cuartos de baño, en los cielorrasos burdeleros, en los restaurantes, dentro y fuera de los automóviles, en los bolsos de las mujeres, sobre los mostradores de bares y cantinas, en los salones de baile, en los instrumentos del dentista, en los cuadros de Velázquez o de Magritte, en los cuentos de hadas y de espanto, en sonetos y haikais, etcétera, y humean en la pata coja de Tezcatlipoca y hablan en la historia de Blancanieves y son de cristal o de metal o de obsidiana
o son de quieta agua en los estanques y las palanganas o son trasparentes pero aún reflejantes en las ventanas y las vitrinas, y, mudos, atestiguan asesinatos y cópulas, y en fin: están en todas partes. Nos observan, nos espían, nos acechan, nos interrogan, nos reflejan, nos envejecen, nos duplican, nos convierten en otros y, si se enfrentan dos de ellos se despliegan en infinitas galerías de reflejos, nos piensan y nos critican y nos juzgan, y nos conviven sin convivirnos.

Van aquí ocho espejos escogidos entre miles de páginas que son también, de otra manera, espejos en los que nos miramos y nos interrogamos.


Los goces de este mundo

Aterradora idea de Juana acerca del Per Specululum in Aegnimate: los goces de este mundo serían los tormentos del infierno, vistos al revés, en un espejo.

Léon Bloy


Los sustitutos

Desde que se inventó el espejo, el hombre había tenido tiempo para pensar en su reflejo, y aun tiempo para contemplarlo, para venerarlo. Siempre había tenido para su reflejo todas las indulgencias y aun todos los halagos.

Estaba equivocado. Pero no tuvo ya tiempo para meditar su error. Pues, en efecto, gracias a los espejos los seres de otro mundo invadieron la Tierra. Fue de repente y todos al mismo tiempo. Eso que los hombres habían siempre tomado por los meros reflejos de sus personas no eran en realidad sino sus sustitutos. Un sustituto extranjero que solo esperaba órdenes de seres de más allá. Un día ellos vinieron. La invasión dejó muy pocos sobrevivientes entre los terrestres. Y hay muy pocos sobrevivientes para aprovechar la lección de esta historia.

Jacques Sternberg


A una bella

Mírate en un espejo y luego mira/ estos retratos tuyos olvidados;/ pétalos son de tu belleza antigua/ ...

Manuel Altolaguirre


El suicidio de Narciso

Se colocó ante el espejo, se puso el cañón de la pistola en la sien, disparó y cayó muerto. Pero su imagen reflejada siguió en pie, pues la pistola del espejo no es la pistola de verdad.

Silvestre Lanza


Ojos azules

Me miro al espejo y no me reconozco. Sé entonces que ya soy el reflejo de otro.

Marcial Fernández


La última mirada

Al agonizar el viejo marino pidió que le acercasen un espejo para ver por última vez el mar.

Ramón Gómez de la Serna


Diógenes se encuentra y …

—¡Vaya con ese Diógenes tan exigente!— dijo el que había visto el suceso—. Iba como de costumbre con su linterna en busca de
un verdadero hombre, topó con el espejo de la puerta de la barbería... miró a Diógenes... y siguió de largo, buscando como de costumbre.

José de la Colina

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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