Política

La ciudad una y muchas

  • Carta de Esmógico City
  • La ciudad una y muchas
  • José de la Colina

Una ciudad es un conjunto de barrios que a su vez son ciudades, no solo porque algunas calles tienen nombre de algunas de éstas o algunas colonias o barrios designan ciudades, sino además porque algunas formas de construcción aluden a otros lugares, otras capitales, otras urbes, otros pueblos o aldeas u otros barrios, a veces nombres de personajes históricos. Así tenemos en Esmógico City ciudades de Francia, Inglaterra, Estados Unidos o África Ecuatorial, y el paseador puede darse sus viajes sintiéndose cosmopolita o al menos viajero internacional. Así, el ciudadano se abre a otras posibilidades de vivir, de conocer el mundo vario y distinto que lo rodea como una red de referencias múltiples. Es el caso del cronista que a veces desde su inmovilidad se siente pasador, explorador de otros mundos que tienen que ver con sus preferencias, sus sueños, sus quimeras, y hasta sus pesadillas. Es un método de juego o un juego de métodos que hace más diverso y quizás divertido el escribir crónicas como las que semanalmente asesta el cronista a sus lectores, si los hay.

Ahora el cronista no va a ninguna parte porque Esmógico City está muy dura de mollera y no aporta paisajes ni urbanos ni líricos porque como decían nuestras abuelas (las tuvimos, posqué) y las calles y otros lugares están cada vez más prohibitivas y lo que llaman inseguridad, la cual corresponde más bien a la criminalidad que por doquier puede hacernos inaguantable, si no inexistente, la existencia. Cada vez hay más delincuencia, de esa que el presidente electo quiere que perdonemos o que olvidemos, pero nanay, ¿cómo permitir que esa zoología grosera y cruel crezca desmesuradamente como hasta ahora?

Uno no puede sentirse parisiense al pasar por la calle de París de Esmógico City pero en realidad, o en lo que creemos que es realidad, uno puede caer herido o muerto como Juanito de los Palotes o un ciudadano sin nombre ni rostro conocido que ponerse. Es la realidad y no hay nada qué hacer sino llorar o silbar como un pajarito inocente y algo tonto o volverse a casa, encerrarse en el clóset y soñar con el mundo ancho y ajeno que es lo que a veces hace el cronista, para inmediatamente o después de un sueño maléfico ponerse a croniquear su vida tal como la ciudad la impone, la maldita ciudad que antes fue muy querida por menos bastante vivible, ¿la recuerdan?, y el tecleador hace su papelito de los miércoles para quedar bien con sus lectores y sus jefes, si eso es posible como hasta ahora más o menos ha sido. De este modo, las ciudades imaginadas, certificadas por placas callejeras que orientan sobre todo a los taxistas y que trae la Guía Roji, tan útil para viajar con el dedo como se hacía en la infancia para conocer, conquistar el universo apenas intuido. Y es que el cronista retorna a veces a su infancia divagatoria como todas las infancias y así a veces los insomnios o los sueños lo hacen turista de todo lo posible.

Google news logo
Síguenos en
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.