Política

El silencio de don Luis

  • Carta de Esmógico City
  • El silencio de don Luis
  • José de la Colina

Abotargado, resoplante por el sofoco que en estos días dizque todavía invernales pero interrumpidos, alterados, modificados por una caliente ráfaga veraniega, el cronista teclea con desesperante lentitud su artículo citadino, y por la ventana abierta para sentir alguna brisa, si la hay, le llegan los tamborazos y cornetazos del vecino colegio para varones, que parece (¿consecuentemente?) regido bajo código de disciplina militar. Y el tecleador de marras (¿qué significará "de marras"?) recuerda que el gran cineasta don Luis Buñuel solía decir en no pocas entrevistas que en "estos" tiempos (los del siglo XX, que fueron los suyos, pero se alargan e intensifican a los nuestros del XXI) se estaba asesinando al silencio, al silencio puro, o quizá matizado por el rumor de la vida natural o el de las pequeñas aldeas de irretornable vida mesurada.

Y es verdad que en nuestros días la "civilización", entendiendo por tal cosan el auge de la tecnología, produce sobre todo el ruido, y en todas horas diurnas, y en algunas de la noche, reina el estruendo, el sórdido ensordecimiento, y en Esmógico City, surge además de el fragor de de bocinazos de los vehículos automotores, el tamtam publicitario de los comercios fijos, de los puestos estables, pero dizque ambulantes, y el grillero atronador de politiqueras cantinas y parlantísimos restaurantes, más la gritería infernal de algunos ciudadanos que son ellos mismos su puesto comercial, y el cronista, angustiado, se metería bajo tierra... pero nada le garantiza que allí no se oirá el percutiente, enloquecedor rat-tat-tat de las manuales máquinas perforadoras del concreto de los suelos... para no dejar sin anotar el aullar, ladrar, rugir del horrorrock cada vez con más foros, pero más desaforado o del desgañitado ¡goooooool! futbolero o de ...

Y el cronista, renegando de la "civilización", vuelve a oír al fantasma de don Luis:

"Piense usted en el fuerte silencio dulcemente murmullador de cualquier apartado pueblito o chica aldea o mero caserío de la supuestamente bárbara Edad Media. Yo tengo, para volver a ese silencio, o a cualquiera de los muchos que existan, el recurso de apagar mi aparato auricular... pero entones se acabará también la conversación... tan necesaria para tolerar el silencioso silencio".

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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