Todos tenemos nuestro propio Everest que escalar, y aunque habrá quienes se afanen más que otros por lograrlo y que unos llegarán primero que otros... lo más importante es perseverar.
Nuestro afán de superación -ya sea por el espíritu competitivo o por el deseo de mejorar- constituye la base para la realización de logros y metas, las que, una vez alcanzadas, nos llevarán a buscar logros y metas mayores.
Convenga que en cualquier actividad existen personas que se atreven a realizar sus más ambiciosos anhelos, de ahí, su constante inquietud.
¿Cómo podré lograrlo? Con intensa dedicación, aprendiendo a lo largo del arduo camino, con determinación y, sobre todo, con mucho amor a lo que hace.
Así, una vez que alcance su EVEREST, su cumbre, se convierte en un escalón para explorar nuevos horizontes, y esa incesante búsqueda de sus propias limitaciones físicas y mentales, esa voluntad por intentar algo más, es la que lo coloca -además de su inteligencia- arriba del resto de la humanidad.
Ya inmersos en un nuevo reto, nuestro ser se dedica a sobrevivir, estudiando, entrenando, haciendo caso omiso de la crítica destructiva y de las envidias, y a utilizar nuestra experiencia y creatividad para llegar más allá de donde otros han llegado.
Corra riesgos, dese la libertad de forzar la oportunidad para que ésta se presente, o bien de retroceder en el momento preciso si no está preparado.
Asienta que vivir intensamente es recibir dulces éxitos y amargos fracasos, es madrugar y desvelarse, es tener cansancio, frío, hambre, miedo y sed, y ese breve transcurrir de nuestro cuerpo y mente en el espacio hay que gozarlo y/o soportarlo intensamente, que sólo así aprenderemos a conocernos a sí mismos y a tener una relación más plena con los demás.
Recuerde que cuanto más incertidumbre haya a lo largo del ascenso, más satisfecho se sentirá al llegar a la meta, y que podrá llegar hasta donde ha soñado si es realista y utiliza todos sus recursos y facultades para lograrlo.
Haga de su reto una misión irresistible y de su afán un aliado inquebrantable, dé el primer paso...
¡Atrévase a ser el mejor alpinista que haya en su vida! Autor anónimo.
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