A unos días del límite para registrar las candidaturas independientes, Jorge Castañeda, su principal y pionero promotor, no estará en la lista para las presidenciales del año próximo.
Otra vez en su vida pasó la jugada pero no el jugador.
Esta vez “la jugada” está muy desvirtuada. Las candidaturas independientes tienen tantos candados que las hacen imposibles. Solo personajes de la partidocracia tienen el dinero, las relaciones y demás para reunir un millón de firmas. Por eso, van a registrarse, probablemente, El Bronco, priista de toda la vida y actual gobernador de Nuevo León; Margarita Zavala, militante del PAN hasta ayer y, sin ser misógino, esposa del ex presidente Felipe Calderón, lo que la determina en gran medida; también está Pedro Ferriz, conductor de tv vinculado siempre a los gobiernos priistas; está un político que ha pasado por gobiernos del PAN, del PRI, del PRD además de haber sido diputado y senador: Armando Ríos Piter. La única candidatura no vinculada a la partidocracia es la de Marichuy, mujer campesina postulada por el Congreso Nacional Indígena.
El sistema político mexicano está diseñado para mantener el monopolio de una casta: la partidocracia. Ningún trabajador, profesor, estudiante, mujer, campesino o menos un desempleado joven o viejo, por supuesto ningún militante de un partido sin registro, puede ser candidato a ninguna estructura del Estado nacional o localmente. Vivimos una democracia simulada que sirve para defender a una casta y para enriquecer a los supuestos representantes, sean diputados locales, federales, senadores, gobernadores, presidentes municipales y, por supuesto, presidentes del gobierno federal.
No es imposible tener un sistema democrático. En América Latina ganaron elecciones partidos o coaliciones de la izquierda nacionalista en muchas partes: Brasil, Argentina, Chile, Bolivia, Ecuador, Paraguay, Venezuela, Uruguay, El Salvador y, en elecciones recientes, candidaturas laboristas, socialistas y comunistas han obtenido importantes resultados en Estados Unidos, Inglaterra, Francia, Alemania, Grecia, España y otras.
La lucha por la democracia y la libertad no se anula por sus perversiones mexicanas.