¿Quién lo iba a decir? Los dos grandes astros del futbol moderno terminaron en Ligas consideradas de segunda categoría europea en los últimos años, Cristiano en la Serie A y Messi en la Ligue 1.
No sabemos cuándo Barça y Madrid volverán a contar con estrellas, pero seguro lo harán. Mientras tanto, los reflectores del mundo dejan a un lado a la Liga española con todo y sus líos alrededor del pacto de derechos de transmisión y voltean a París. El futbol dejó de ser hace muchos años ese entorno en que un futbolista estrella puede darse el lujo de quedarse en el club que quiera. Ni siquiera el mejor de todos los tiempos pudo elegir al azar. Al final Messi, víctima o no, fue arrastrado por las fuerzas económicas que rigen hoy por hoy al juego mundial. En lo personal me agrada que Leo se vaya a retar en otro equipo.
El morbo es inevitable. Queremos ver cómo se va a desenvolver el mejor talento en un entorno distinto al de los últimos 17 años y junto a un ex enemigo en cancha como Ramos. No solo lo dicen los analistas, lo dice el propio Messi, el PSG tiene a los mejores en su posición y estará rodeado de un gran amigo como Neymar y de buenos colegas argentinos que le ayudaron a tomar la decisión. Pero, ¿realmente tenía otra opción? El agente libre de más alto perfil en la historia del futbol no solo pretendía encontrar un equipo que le diera la oportunidad de ganar la Champions League una vez más, entrando en esa categoría menos de 10 clubes en Europa.
Más difícil aún era encontrar un equipo que pudiera pagar su alto salario ya que están contados con una mano. Ahí es donde el PSG no tiene límites, desmanteló al Barcelona y lo deja arruinado. No hay duda que Al-Khelaifi lo hizo muy bien, firmando cuatro fichajes en agencia libre y respetando el fair play financiero por el momento.
El fichaje les trae solo cosas positivas, incluso en redes sociales subieron de 35 millones a 42 en tan solo tres días. Y si bien no nos podemos imaginar lo que tuvo que atravesar emocionalmente Messi en solo una semana, es imposible no quebrarse al ver su llanto de despedida de la que fue su casa desde los 13 años y donde rompió todos los récords posibles, ganó todo lo que se podía ganar y se forjó como una leyenda que será casi imposible de superar.
Este notición me pone a reflexionar. La Superliga se pensó como una salida para hacerle frente a la nueva élite de jeques y petrodólares que tienen el Chelsea, el City y el PSG, porque ni el Real Madrid o el United les pueden competir.
Hoy representan el poderío que en parte saca a Messi del Barça, pero ¿No preferirían que el futbol retroceda un poco? Lo que temían ciertos clubes que defendían la Superliga finalmente sucedió. Ya tienen a los jugadores, pronto tendrán todos los trofeos, ya que contra esas cantidades de dinero no se puede competir.
