Una de las mayores virtudes del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, ha sido siempre promover un movimiento pacífico, con cero violencia.
“Nuestro movimiento es un movimiento pacífico, nada de violencia, ni un vidrio roto, el que rompa un vidrio por ese solo hecho sabremos que NO es de nuestro movimiento.”
Son palabras del presidente López Obrador que le venimos escuchando desde hace más de treinta años y le agradecemos que a pesar de haber pasado por situaciones muy críticas como el absurdo proceso de desafuero, o fraudes electorales uno tras otro, y un sin número de obstrucciones, siempre llamó a la paz, a la concordia y a resolver los conflictos por medio de la razón y el derecho.
En claro contraste, el error más grave del presidente Trump fue justamente el apostar siempre a la confrontación, y al perder el control del movimiento de las masas éstas se abalanzaron sobre el capitolio. El problema aún no ha sido superado. El presidente Trump debe de seguir el ejemplo del presidente López Obrador y de otros grandes líderes mundiales que han enarbolado la no violencia como Mahatma Gandhi, o el reverendo Martin Luther King Jr., o incluso Jesucristo, todos ellos a través de la no violencia lograron resultados trascendentes como la independencia pacífica de la India del mayor imperio que haya existido en el mundo en todos los tiempos que fue el Imperio Británico; el principio del fin de la segregación racial en Estados Unidos; y el fundamento de la cultura occidental hasta nuestros días con el cristianismo.
Es una clara responsabilidad de todos los líderes en general y políticos en particular el evitar la violencia y la confrontación y buscar por todos los medios lograr la solución de las diferencias y conflictos por la vía de la razón y el derecho como lo menciona el presidente mexicano que empieza a convertirse en una referencia a nivel mundial. Esto es mucho más importante ahora que las armas nucleares y aún las convencionales se encuentran diseminadas por todo el mundo.
Esperemos que pronto prevalezca la razón en las élites de la clase política norteamericana pues, a diferencia de los demás pueblos del mundo, con la Segunda Enmienda los norteamericanos hicieron del derecho a portar armas un derecho fundamental, por lo que es un pueblo armado hasta los dientes, lo cual hace mucho más delicada la situación actual, pues el inicio de una mayor confrontación puede darse incluso por accidente o por provocadores infiltrados incluso de otros países.
La convocatoria a la paz y a la concordia y aún a la coexistencia pacífica y armoniosa, no puede interpretarse como signo de debilidad sino de grandeza.
“Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios.” Mateo 5:9
*Maestro de la Escuela Internacional de Derecho y Jurisprudencia