Cuando se cumplía el 32 aniversario de la muerte del Profeta del Nopal, la ciudad de México volvió a sentir el temblor y la notas Rockdrigo González no tuvieron tampoco conmemoración La "Vieja ciudad de hierro, de cemento y de gente sin descanso" se paralizó tan sólo unos minutos para ver de nueva cuenta a la sociedad civil de la Ciudad de México en un solo pensamiento y en una sola acción. Salvar a los hermanos del estómago de sus edificios caídos. El pueblo, y hay que decirlo con mayúscula, EL PUEBLO actuó con afán de apoyar a los afectados del sismo. No con el lucro de popularidad, de fama o de propaganda telenovelesca. Sin mayor interés que el salvar a quienes en muchos de los casos no conocían pero sabían en la referencia de la carne y de la sangre propia del dolor que los aquejaba. Y tal vez al momento del removerse los escombros algunos de los rescatistas y de los miles de voluntarios pensó en aquella canción dejada como herencia por el líder del colectivo rupestre en el año de 1985 "si algún día tu historia tiene algún remanso dejarías de ser ciudad". Así la tonada en su mente continuó sonando entre los ruidos de los picos y las palas. Entre el respirar ansioso de quienes por experiencia sabían del tiempo que transcurre y del que faltaba por marcar la diferencia entre el vivir y el morir con el dolor en la mirada y la única certidumbre de rescatar cuerpos. "Capital de mil formas, de recuerdos que se mueren entre el polvo de tus carros, de tus fábricas y gentes que se hacinan y tu muerte no la sienten". En ese 19 de septiembre, quizás al momento del simulacro conmemorativo del sismo del año 1985 u horas después, alguno de los que quedarían atrapados en el sismo del 2017 tal vez recordaron aquel fragmento de la canción "Vieja ciudad de hierro" de Rockdrigo González como un extraño presagio. "Te han parado el tiempo, te han quitado la promesa de ser viento te han quebrado las entrañas y el silencio ha volado como un ave sin aliento se ha marchado lejos tu sonrisa clara y en tus azulejos han morado colores que son añejos y ahora ya no brillan más". Aunque también cabe la posibilidad que alguno de los soterrados en medio de la incertidumbre de la vida y la certidumbre de la necesidad de sobrevivir y en un momento de no resignación hubo de haber dicho como la Nora de la obra de teatro de Ricardo Pérez Quitt. "Soy un sobreviviente, voy a reconstruirme".
Un minuto de aplausos para todos los que murieron en los sismos del 85 y del 2017 en la Ciudad de México, Puebla y Morelos. Y mucha fortaleza para los que a partir de este hecho tan trágico, como el de 7 de septiembre de 2017, en Oaxaca y Chiapas, están en el proceso de la reconstrucción de sus vidas. Espacios y momentos en que la tierra con sus movimientos cobró víctimas. Fortaleza, cooperación y trabajo de todos los mexicanos para la recuperación del patrimonio y vida de nuestros hermanos.