A los 8 años, Vicente tuvo que dejar la primaria para irse a trabajar en las minas de carbón. Era 1930. Allí pasó los siguientes 15 años, esa fue su única escuela. En 2017, las condiciones laborales para los mineros, lejos de mejorar, han ido empeorando, si tal cosa es posible. Explotación infantil y falta de condiciones mínimas de seguridad y salud caracterizan los llamados pocitos, actuando fuera de la ley con total impunidad. Aquí hacemos un llamado específico a las autoridades para que actúen en el caso del tajo de Servando Guerra, en Cloete, Sabinas. No esperemos a que ocurra otra tragedia como Pasta de Conchos, para voltear a verlos, generemos mejores condiciones para nuestros mineros hoy mismo. Van estos rábanos para todos los mineros mexicanos, para Vicente, mi abuelo y para su hija Rocío Aguirre -mi madre- que hoy está cumpliendo 63.
Que a los mineros falta salud
dentro del tajo en Servando Guerra
porque ellos viven, bajo la tierra,
nuevos modelos de esclavitud.
Llevo semanas con la inquietud
y mi conciencia no está tranquila
por eso canto y mi voz se afila
no pierdo nunca las ilusiones
de que mejoren las condiciones
de los mineros allá en Coahuila.
Me dan noticia de que no hay baños
que ya es muy vieja la maquinaria
y que la empresa, aunque es millonaria,
se desentiende hace muchos años.
Nunca indemniza ni cubre daños,
y Alvaro Jaime es sólo un gorila
pero mi décima no vacila
va para Cloete con intenciones
de que mejoren las condiciones
de los mineros allá en Coahuila.
En una triste trampa mortífera
se ha convertido cada pocito
por eso exijo aquí por escrito
que haya justicia en la carbonífera.
No esa justicia lenta y somnífera
que bostezando espera en la fila
a ver si el Gober ya se espabila
y antes que lleguen las elecciones
logra que cambien las condiciones
de los mineros allá en Coahuila.