
En marzo próximo, celebraremos el 60 Aniversario de la visita del ex presidente francés Charles de Gaulle a México. Quienes fueron testigos de este momento histórico recuerdan el discurso que pronunció en el Zócalo para refrendar la amistad entre ambos países. Aseguró en español: “Los problemas que se presentan a todos los estados se llaman el progreso y la paz. Para resolverlos, nada es más importante que la cooperación de dos países como los nuestros […] Y aquí es lo que el pueblo francés propone al pueblo mexicano… Marchemos la mano en la mano”.
Más de medio siglo después, seguimos caminando de la mano. Este 2024, la Embajada, en colaboración con instituciones mexicanas, llevará a cabo una serie de actividades para ilustrar la contemporaneidad de esta amistad que se expresa en todos los ámbitos. Además de una exposición sobre De Gaulle coorganizada junto con la Secretaría de Relaciones Exteriores, Francia traerá a México lo mejor de su escena artística. Participaremos en los grandes acontecimientos culturales del país: en la CdMx para Zona Maco, en Morelia para el Festival Internacional de Cine, en Guanajuato para el Festival de artes escénicas y por supuesto en Guadalajara y Monterrey, para las Ferias del Libro.
Recíprocamente, Francia pondrá en alto la cultura mexicana. El Museo Quai Branly-Jacques Chirac albergará una extraordinaria exposición sobre los mexicas, gracias a una cooperación con el INAH; la cual podrá ser vista por los millones de turistas que visitarán París durante los Juegos Olímpicos y Paralímpicos.
En este contexto, y con mucho sentimiento, quiero anunciarles que mi misión en México ha llegado a su fin. Ha sido para mí un honor representar a mi país en el suyo, donde a pesar de la pandemia que afectó al mundo durante casi dos años, no nos detuvimos y logramos fortalecer nuestros lazos políticos, económicos, educativos, científicos y culturales.
El diálogo político entre nuestros países fue permanente, tanto a nivel multilateral, para obrar por la paz y por encontrar respuestas a desafíos globales, como a nivel bilateral, tanto con el gobierno federal como con las entidades federativas.
La comunidad francesa en México creció y actualmente es la más numerosa en América Latina.
Abrimos un consulado general en Monterrey para atender a nuestros conciudadanos y reforzar vínculos económicos y educativos con los estados del Norte.
Nuestras empresas participaron en grandes proyectos de infraestructura en el sur del país e invirtieron en sectores claves de la economía mexicana, creando empleos y contribuyendo al desarrollo de la aeronáutica, el transporte sustentable, las energías limpias, entre otros sectores.
En el ámbito de la educación, se intensificaron los intercambios educativos, con más de tres mil jóvenes mexicanos estudiando en Francia cada año; mientras que, en materia de salud, continuamos intercambiando experiencias y buenas prácticas sobre medicina de urgencia, atención a pacientes con cáncer y trasplantes. Un ejemplo de ello es el laboratorio mixto Eldorado de Mérida, creado en 2021 con el apoyo de la UNAM, en el que investigadores franceses y mexicanos trabajan juntos para prevenir el surgimiento de nuevas pandemias.
Éstos son solo algunos ejemplos de nuestra rica cooperación que se dio también en otros temas fundamentales, como la promoción de la igualdad de género y la defensa de los derechos LGBTI+.
Estos logros son el resultado de un esfuerzo colectivo, por lo que agradezco a todos nuestros socios mexicanos y a la aguerrida sociedad civil de este país, que lucha incansablemente por más justicia y paz. Mi gratitud también a todo el equipo Francia por su trabajo y compromiso.
Fue un verdadero privilegio recorrer México –30 de sus 32 estados para ser preciso– descubrir su patrimonio, admirar su naturaleza y su biodiversidad, probar su gastronomía tan sabrosa e interactuar con su gente tan acogedora. Algunos ejemplos que me llegan a la mente son el día en que las autoridades tseltales de Tenejapa en Chiapas me regalaron un bastón de mando; el compromiso de los albergues en Tapachula, Tijuana o la Ciudad de México para acoger con humanidad a los migrantes; el arte culinario de las cocineras zapotecas de Oaxaca; la sabiduría de las parteras tradicionales de San Cristóbal de las Casas; o la eco responsabilidad de pescadores de Bahía de Kino en Sonora.
Como canta la veracruzana Natalia Lafourcade, “nunca es suficiente para mí”, sin embargo, me voy con estos y otros cientos de maravillosos recuerdos. Me llevo por supuesto a Diego, mi gato chilango rescatado que adopté al llegar.
¡Hasta pronto, México!