Las semanas previas al inicio formal de las campañas políticas, ese periodo que pomposamente es llamado de intercampañas, ha ido de sorpresa en sorpresa entre los distintos candidatos a la gubernatura.
Cada abanderado va dejando caer las máscaras de quienes se suman a sus equipos de trabajo: si Clara Luz Flores se lleva a Héctor Gutiérrez, de su lado Adrián de la Garza presume que Ildefonso Guajardo sigue siendo priista y además leal a su proyecto por la gubernatura.
Y mientras Samuel García se arropa con expertos locales y nacionales en foros que ya no tienen qué ver con que Nuevo León se salga del pacto fiscal, Fernando Larrazabal comienza a reactivar las redes que manejó cuando el PAN ganó Monterrey en 2009, pero curiosamente perdió la gubernatura frente al PRI.
Si Adrián de la Garza se sienta con los ex gobernadores priistas Sócrates Rizzo y Natividad González Parás, Clara Luz Flores se arropa con connotados panistas como Víctor Fuentes y Felipe de Jesús Cantú, quien acaba de renunciar al albiazul.
Y si Clara Luz se pirateó al ex funcionario priista y mercadólogo político Méntor Tijerina del equipo de Adrián, éste se trajo desde Guanajuato al ex gobernador panista Juan Manuel Oliva, otro mercadólogo (¿o mercader?) igual que Méntor, sin patria ni banderas.
Mientras tanto, Samuel García no acaba de volver a enamorar a Luis Donaldo Colosio, quien visitó por primera vez la escena del crimen de su padre hace casi 27 años en Lomas Taurinas, Tijuana, antes de la fecha del aniversario luctuoso, el próximo 23 de marzo, como para evitar ese día alguna escaramuza con los priistas, quienes se adjudican la herencia del colosismo con una fundación.
Todos, sin excepción, buscan el protagonismo, el dar golpes efectistas para enamorar al llamado círculo rojo, al que buscan demostrarle experiencia y sobre todo capacidad de conciliar con todos los grupos y corrientes políticas. Son tiempos de pasar la charola.
Mientras tanto, dejan a los ciudadanos para el final. Olvidan que ellos son los que votan en masa y esperan propuestas serias, más que caras bonitas, apellidos famosos o discursos incendiarios.
Pero con tanto frío este 14 de febrero y todos los comercios cerrados, ni los políticos tratarán de enamorar a los ciudadanos.