El senador Víctor Fuentes inició una corriente al interior de su partido, el PAN, para tratar de abrir a la consulta ciudadana la selección de una candidata o candidato a la gubernatura, una empresa a la que se le augura poco éxito.
Con el silencio como respuesta, la inferencia es que al albiazul no le interesa Víctor Fuentes o, más bien, no le va ningún candidato serio que amenace la hegemonía de quienes han encontrado en el control del partido una mina de poder transexenal, con todo lo que ello represente.
Es muy interesante, sin embargo, la cruzada del senador Fuentes porque es un cuestionamiento serio y de fondo al corazón de un partido que viene cosechando derrotas sistemáticas, tanto a nivel federal como local.
Doblemente interesante porque su propuesta ha ganado en pocos días la simpatía y apoyo en las otras fuerzas políticas que no ha logrado cosechar en el PAN, donde parecen más ávidos de reciclar ex candidatos derrotados como Ricardo Anaya en lo federal o Felipe de Jesús Cantú en lo local.
Curioso que precandidatos a la gubernatura de otros partidos, que están en el juego y apuestan fuerte para lo que viene, como Ildefonso Guajardo, se haya sentado ayer con el panista para tratar el tema.
Pese a tener orígenes políticos muy divergentes, priista y panista hallaron convergencias: que las fuerzas políticas deben aliarse y que los partidos deben abrir a los ciudadanos sus procesos de selección de abanderados a cargos públicos de primer nivel, como las gubernaturas.
Otro precandidato a gobernador que desde el miércoles le dio su apoyo moral al senador panista fue su homólogo de Movimiento Ciudadano, Samuel García. Ambos legisladores trataron también el tema de las posibles coaliciones y alianzas en lo que se vislumbra como un inminente frente de “todos contra Morena”.
Por eso una de las preguntas que hoy se hacen en los partidos es: ¿cuántos son los candidatos que deberían competir para que los votos no se atomicen y los adversarios más afines no terminen anulándose a sí mismos?
Por supuesto que siempre habrá el recurso de la declinación para no estorbarle a quien pueda representar la candidatura más cercana a la propia, una historia que ya vimos en 2015 en Nuevo León.
¿Se repetirá el año próximo?
