A kilómetros de distancia del lugar que los vio nacer, la nostalgia invade a los migrantes poblanos que viven en Estados Unidos porque saben que es complicado regresar a su lugar de origen y, al mismo tiempo, cada día aumentan las razones para quedarse en la población que les ofrece trabajo, mejores condiciones de vida y dólares que podrán enviar a sus seres queridos.
En medio de la añoranza por su tierra, se presenta la nostalgia deportiva y, en particular, la futbolera, que cada día aumenta y que se traduce en adquirir boletos para acudir a partidos de la selección mexicana y de equipos de la Liga Mx.
Aunque una parte importante de paisanos apoyan al Club Puebla, oncena que es recordada por sus campeonatos en los años 1982 y 1990, así como por el título de “campeonísimo”, lo cierto es que La Franja casi no acude a partidos amistosos a territorio norteamericano y cada año solo compite en la Leagues Cup.
De manera adicional a los partidos de la selección mexicana, los migrantes acuden a los duelos amistosos que sostienen conjuntos como las Chivas Rayadas del Guadalajara, las Águilas del América y los Cementeros del Cruz Azul.
Un boleto para un duelo amistoso de la selección comienza en 60 dólares, es decir, unos mil 200 pesos, a un tipo de cambio de 20 pesos por dólar; sin embargo, en muchas ocasiones, los más baratos se colocan en 80 dólares, unos mil 600 pesos. El costo aumenta si se toma en cuenta que el estacionamiento supera los 50 dólares por vehículo, unos mil pesos. Los gastos por los boletos son independientes a los alimentos y bebidas que se decidan adquirir. Una familia podría gastar más de 500 dólares por acudir a un partido de futbol en territorio norteamericano.
A pesar de los costos, una parte los migrantes gasta sus dólares en medio de la nostalgia futbolera, situación que es aprovechada por los organizadores de las actividades deportivas.
Para quienes tienen papeles, existe la posibilidad de que se pueda visitar Puebla para ver algún partido de la Liga Mx; sin embargo, para aquellos que se mantienen como indocumentados, la única posibilidad de ver a su equipo favorito es acudir a los estadios de Estados Unidos.
