Política

La flor se marchita

Las margaritas, las rosas, las hortensias y muchas flores más, incluidas las silvestres, se marchitan; es la ley de la naturaleza.

Hace cinco o seis semanas brotó en el árido jardín del Frente Amplio por México, una flor silvestre que los deslumbró. Apostaron todas sus canicas a ella para encumbrarla como candidata a la presidencia. Lo que pasaron por alto los supuestos jefes de los partidos de la coalición, incluido Claudio Jr., el patrón de ellos; son los desplantes vulgares de flor silvestre, desplantes nada propios de una señora que aspira a la presidencia de México. Dónde extraviaría flor silvestre la decencia —si acaso alguna vez la tuvo—, es difícil creer que sin recato alguno esa señora se atreva a decir en un video de amplia difusión nacional: “que tiene güevos, y vaya que muchos”.

Flor silvestre ha sido vulgar desde siempre. Su ramplonería es bien conocida y celebrada entre los suyos. Su talante corriente la ubica a millones de años luz para ser presidenta de México. Las clases media-alta y media-media no se identifican con ella. La clase trabajadora no acepta su vulgaridad. Igual sucede con las clases trabajadoras y marginadas. Los indígenas la consideran falsa. Los oligarcas están arrepentidos de haber creído en ella.

Su desbordada ordinariez les preocupa. Están contemplando llamar a Beatriz Paredes a pesar de haberla mandado para su casa. Si antes del brote de la flor, esa alianza partidista no tenía gallo ni gallina para competir por la grande, su situación ahora es más compleja, siguen dando patadas de ahogado. Se les está cebando su descabellada idea de regresar al poder para continuar con sus transas.

En estos momentos no existe en Va por México una alternativa que pueda salvarlos del ostracismo, flor silvestre se marchita. No tienen a quien recurrir. En sus filas no cuentan con “material” de altura. No tienen entre sus correligionarios un solo personaje (o personaja, diría Fox), de mínima solvencia moral y mínima decencia, para competir dignamente por la presidencia.

 

Colofón

La flor de la oligarquía no tiene el nivel requerido para el puesto al que aspira, no obstante los ostentosos y desmedidos alardes de su arranque. Desperdiciaron toda la gasolina y no les quedó ni una gota para continuar la travesía. Los ingenuos que la convencieron a participar, creyeron que se trataba de algo excepcional que los volvería a ubicar en el camino del saqueo y la corrupción. Se equivocaron, se fueron con la finta.


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Jaime Marín
  • Jaime Marín
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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