El crédito de al menos tres mil 800 millones de pesos que muy probablemente hoy sea autorizado en el Congreso para que lo contrate el gobierno estatal y la presentación la próxima semana del nuevo director del Instituto Metropolitano de Planeación, son dos pruebas del más que buen entendimiento han logrado alcanzar el gobernador priista Jorge Aristóteles Sandoval y su amigo el alcalde pemecista de Guadalajara, Enrique Alfaro, en el arranque del actual trienio.
Más allá de las fotografías sonrientes de sus encuentros luego de la elección del 7 de junio y los de esta semana como gobernantes del Estado y su ciudad capital, respectivamente, es patente la generosidad con la que el mandatario estatal ha recibido al líder del movimiento alfarista, cuyos postulados a nivel municipal gobiernan desde el 1 de octubre a más de la mitad de los jaliscienses. "La comunicación hoy fluye mejor que con los priistas que se fueron", dicen los cercanos al mandatario estatal.
Sin duda eso quedó más que claro en los 198 millones de pesos que desde el gobierno estatal se apartaron del crédito de 3 mil 800 millones que hoy saldrá sin problemas con el voto pemecista a favor, para darlos al naciente gobierno alfarista en Guadalajara y que le significará oxígeno puro para tener un buen arranque. De paso, esa cercanía sirvió para conseguir 92 millones a Pablo Lemus para Zapopan (que, por cierto, le pareció poco al edil y ya reclamó junto con los regidores del PRI y PAN), 88 millones para Alberto Uribe en Tlajomulco, y 22 millones para María Elena Limón en Tlaquepaque. Todos gobiernos pemecistas. No importa que el que se haya quedado con las manos vacías fuera el alcalde priista de Tonalá, Sergio Chávez, quien ni siquiera se ha inmutado.
Pero esos millones palidecen con el verdadero regalo de bienvenida que el gobierno estatal le dio al alfarismo: el Instituto Metropolitano de Planeación, al que de entrada le quieren meter a otro alcalde invitado, a Héctor Álvarez, de Zapotlanejo, para desparramar aún más la mancha urbana.
Si Enrique Alfaro anunció en su discurso de toma de protesta que en tres meses entregaría un nuevo Plan de Desarrollo Metropolitano fue porque sabía que contaba ya con la renuncia del primer director del IMEPLAN, Alberto Orozco Ochoa, que por ley debía cumplir un periodo de cuatro años, pero al que operadores de alto nivel del gobierno estatal apretaron hasta sacarlo de las oficinas del MIND. Así, la consolidación institucional y la independencia técnica del IMEPLAN no resistió ni el primer relevo municipal, sin que quedara atrapado en los repartos de cuotas de poder y las lógicas partidistas.
Habrá que ver quién aprovecha mejor esta estrategia de cercanía y de amistad fortalecida con presupuestos y espacios de poder puros. El tiempo lo dirá y lo que habrá que cuidar es que la ciudad no lo padezca.
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