El gran pensador franco-búlgaro Tzvetan Todorov apenas sobrevivió 18 días a la toma de posesión de Donald Trump: murió el pasado 7 de febrero, a los 77 años, en París, adonde llegó en 1963 huyendo de la Bulgaria comunista. Crítico de arte, filósofo y lingüista, uno de sus últimos libros, Los enemigos íntimos de la democracia (2012), publicado en México por Galaxia Gutenberg (2014), es una obra obligada para comprender mejor cómo llegó Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos, en un hecho anticipado en cuanto a fenómeno político por el también historiador y Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales.
En su libro, Todorov afirma que los peligros que acechan a las democracias occidentales son más internos que externos –el terrorismo yihadista, las dictaduras o los extremismos religiosos–; siendo tres las tendencias crecientes en EU y Europa del oeste que según el escritor ponen en riesgo la supervivencia de la democracia, a saber: 1) el mesianismo, presente en la “guerra preventiva” de Bush en Irak y en otros intentos de imponer la democracia en el mundo; 2) el ultraliberalismo, visto como el imperio de la economía por encima de la política y de los ciudadanos, junto al poder de la prensa y el desmantelamiento del Estado de bienestar; y 3) el explosivo binomio populismo-xenofobia que como bien destaca Todorov alienta el miedo al extranjero (el “otro”) en los nuevos modelos nacionalistas excluyentes.
Para Todorov, las actuales democracias, en especial en los países más desarrollados, tienen mucho en común con el estalinismo y el fascismo, por lo que el autor de Las aventuras del absoluto y el Miedo a los bárbaros, entre muchos otros títulos imprescindibles para comprender el siglo XX y la actual deriva neototalitaria, propone “emprender la resistencia” para “refundar la democracia”, con miras a perfeccionarla “dejando atrás la estéril oposición entre sociedad patriarcal represiva y sociedad ultraliberal deshumanizada”.
Escrito a la sombra de primavera árabe de 2011, Todorov propone en su libro una “primavera europea” para devolver “todo su sentido a la aventura democrática que emprendimos hace varios cientos de años”. Y con un exhorto a contramano de la nueva realidad que supone el ascenso del nacional-terrorista Donald Trump a la Casa Blanca, Todorov nos incita con la pregunta de si no ha llegado el momento de “escuchar y poner en práctica el actual llamado a la ‘democracia real ya’”, sin olvidar la defensa del planeta desde una perspectiva ecológica.
Las páginas dedicadas a analizar el poder de los medios de comunicación “en tiempos de las ‘informaciones falsas’”; la libertad del discurso público; los límites de la libertad; el ascenso de los populismos y el discurso populista son un lúcido y descarnado anticipo de los tiempos actuales signados, afirma Todorov, por el sello “de la demagogia” tanto en Europa con el ascenso de la ultraderecha en Holanda, Dinamarca, Bélgica, Suiza, Suecia, Alemania y sin duda Francia como en EU, al abrigo de los efectos perversos del neoliberalismo en las sociedades, el factor número uno detrás del triunfo de Trump.
No menos elocuentes es son sus reflexiones acerca del mesianismo político y la tiranía de los individuos en tiempos de plutocracia y xenofobia.