Los asientos delanteros del taxi de Rubén Ramírez Contreras están adornados por la parte de atrás con mapas enmicados de Ciudad de México, intervenidos con extrañas figuras trazadas con crayolas de colores.
Uno bien puede conformarse con lo que tiene enfrente, con trabajar todos los días, estar bien con la esposa, cuidar a los hijos, echar la caguama a veces con los amigos y estar en eso muchos años, cumpliendo cabalmente con las cosas evidentes hasta la muerte, y está bien, es una vida digna, pero yo, a mis casi 50, me digo que eso no es todo, que la vida tiene más capas, que la vida no es solo tal cual la recibimos.
Son muchos mapas, todos del mismo tamaño, cuadrados, pequeños, pegados unos encima y al lado de los otros, que miran de frente a los pasajeros, y el efecto, en mi caso, es de admiración y desconcierto, e instintivamente comienzo a buscarles formas a estos mapas intervenidos con crayolas de colores, como si de nubes oníricas se trataran.
Pero lo que yo siento, cada vez con mayor fuerza, es la existencia de una realidad de cosas invisibles, ¿cómo se lo explico?, de significados ocultos, pero no vaya a creer que estoy hablando de esoterismo, brujos o esas mamadas, sino de secretos que están relacionados con las cosas que tenemos enfrente, ¿sí me explico?, no hay que buscarlos en los fantasmas o en el cosmos, sino en nuestras vidas diarias.
Sigo con atención los trazos en uno de los mapas (de Tepepan a Satélite, de Satélite a Las Lomas, de las Lomas a Polanco, de Polanco a Río San Joaquín, de Río San Joaquín a Mixcoac) y le busco forma: tiene forma de gorrión o de calandria.
Le voy a poner un ejemplo concreto con mi trabajo: yo manejo este taxi todos los días, incluso los domingos aunque sea un poquito, y manejar no puede ser solo manejar, tiene que tener otro significado, porque entran muchas cosas en juego: mientras manejo me llegan pensamientos y se suben extraños que me llevan a lugares desconocido, y todas esas circunstancias y variables que no controlo tienen que significar algo importante, algo más místico… divino, si usted quiere.
Sigo con atención los trazos en otro de los mapas (de Coyoacán a la Escandón, de la Escandón a la Del Valle, de la Del Valle a Xochimilco, de Xochimilco a Coapa, de Coapa a San Pablo Tepetlapa) y le busco forma: tiene forma de pétalo o de puntilla para guitarra.
Por eso enlazo con líneas de colores las rutas que hago cada día en esos mapas, que cambio cada 15 días, porque es mi forma de hacer visual lo desconocido y así, viéndolo, tratar de entenderlo, y también así se lo transmito a mis pasajeros poniéndoselos de frente, es mi forma de decirles a ustedes que la vida tiene muchas capas y no podemos conformarnos con lo que tenemos enfrente.