Política

Con todo respeto

  • El país de las maravillas
  • Con todo respeto
  • Horacio Salazar

Cada vez que el presidente Andrés Manuel López Obrador dice “con todo respeto”, ya sabemos que está por lanzar un dardo envenenado, una mentira, un “hecho alterno”, una “réplica” (si usamos el término que él prefiere, mañosamente) o una “opinión” (si usamos la generosa interpretación de la nueva titular de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, Rosario Piedra Ibarra.

Pero no suelta palabras al azar. Maestro de los dobles entendidos, de las sugerencias indirectas, del verbo populachero aunque mentiroso, cada efusión soltada con todo respeto golpea con el poder presidencial a una persona, una institución, un grupo y una horda de solovinos autodesignados de inmediato teclea furiosas diatribas, mentiras, insultos, sobre la persona o personas blanco del dardo presidencial.

Al Presidente por lo visto le parece ingenioso; se cree muy sutil y suelta una sonrisa socarrona encogiéndose de hombros como queriendo decir: “Miren nada más”.

Pero todo esto va minando poco a poco la dignidad de su investidura. Balar imitando a un borrego puede ganarle las simpatías de los más simples, pero no le da estatura de estadista. Trivializar las informaciones que describen el desastre hacia el que está llevando el país con la cantaleta de “yo tengo otros datos” allana el camino a la desvalorización de lo que importa. Después de sus desplantes, poco importa que una de sus groupies se pregunte con voz de falsa inocencia: “¿Han asesinado periodistas?”.

Sí, señora, sí han asesinado periodistas. Pero antes de asesinarlos, el mismísimo Presidente los ha expuesto al escarnio con sus palabras: de ellos ha dicho que algunos “mienten como respiran” y los ha llamado “amarillistas”, “pregoneros”, “prensa fifí”, “prensa conservadora”, “adversarios”. Dijo (y luego dijo que no dijo) que son como perros que muerden a quien les quitó el bozal; luego dijo que tiene mucho respeto con los perros. Ha dicho que en el periodismo hay “hampones”, “fantoches”, que “sacan el cobre”. Los ha amenazado diciéndoles “si ustedes se pasan, pues ya saben ¿no?, lo que sucede”.

Señor Presidente, como usted mismo dijo, no hace mal que brote la ruda franqueza, así que, con todo respeto, le digo mi réplica o mi opinión: ha abusado de su investidura. Apalea inmisericorde a trabajadores que deben aguantar todo, y lo aguantan, no porque sean masoquistas, sino porque son profesionales. Y en nombre de la inclusión ha diluido el poder cuestionador de la prensa infiltrando paleros y lambiscones sin el menor rubor. Esto no abona a la democracia, sino al circo, y los mexicanos –los pobres primero, si quiere, pero también los otros– merecemos más, mucho más de usted.

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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