A vísperas del próximo Draft, que sucederá del 27 al 29 de abril, nos encontramos con la reflexión de todos los años sobre cómo valorar este importante evento de la NFL.
De antemano y sin lugar a duda, el mayor beneficio del Draft es permitir que los equipos que terminaron funcionando mal la temporada anterior puedan recuperarse con las primeras contrataciones o selecciones de jugadores estrella de los equipos colegiales, esto definitivamente ha mejorado la competitividad en la Liga y es una excelente oportunidad para estos conjuntos.
Por otro lado, están las estadísticas que se han dado a lo largo de los años que demuestran que la mayoría de estos jugadores seleccionados no logran destacar en la NFL y terminan siendo oportunidades de contratación fallidas sin alcanzar el objetivo mencionado anteriormente.
Con ese contraste, todos los scouts saben que hay un gran riesgo en cada decisión aunque, por otro, lado también existen las cláusulas de contrato de novatos que permiten que los equipos no se desgasten económicamente cuando están probando a estos jugadores en sus primeros años, así que, aunque no les funcione alguno, se puede decir que “no les salió tan caro”.
Así, cada contratación es una esperanza no solo para los coaches, sino también para los fans, muchos de los cuales vienen siguiendo a estas estrellas desde su carrera colegial y, también hay que decirlo, cada año los novatos llegan con mejores atributos y, cuando anteriormente se solían tardar 3 o 4 años para alcanzar un puesto titular, muchos de los que sí se adaptan inician desde su primer juego como titulares; hemos visto casos espectaculares como el de Patrick Mahomes, entre muchos otros que han destacado desde su primera incursión al emparrillado profesional.
Estaremos atentos a ver con qué porcentaje de éxito resultan las contrataciones de este año, esperemos ver muchas nuevas estrellas brillando la siguiente temporada.
Y de ahí... a lo que sigue.
