Política

La ciudad perfecta: David Sim y las'suavidades' de México

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No hay ciudades perfectas ni en México ni en el mundo ¿o quizá sí? ¿Qué tal San Cristóbal de las Casas? ¿San Miguel de Allende? ¿Colima, Oaxaca, Xalapa, Santiago, Mochis, Malinalco, Morelia? ¿O quizá podamos pensar en algo más concreto como Coyoacán, la Roma o la Condesa? No, demasiados gringos, demasiado calor o frío, demasiados chilangos o mucho ruido, mucho hípster, el tráfico, la contaminación, la inseguridad, la desigualdad, la pobreza…

Quizá no haya una ciudad ideal, como sueñan Nayib Bukele y Fernando Romero quienes proyectan una ciudad dorada a construir en el Golfo de Fonseca, con los inversionistas del bitcóin, al tiempo que otras urbes de ese país como San Salvador, Morazán y Chalatenango tienen zonas en extremo abandono y pobreza.

Lo que sí hay en el mundo son ciudades reales a transformar, en El Salvador y en todas partes, y en ese esfuerzo estamos activistas, académicos, urbanistas, periodistas, arquitectos, colectivos de ciclistas y peatones y (a veces) algunas autoridades, desde concejales hasta alcaldes.

¿Qué hace a una ciudad suave?, como propone el urbanista escocés David Sim, autor de Ciudad suave. Construyendo proximidad, diversidad y densidad para la vida cotidiana (México, Equilibrista y CoRe, 2022).

Serían aquellas en donde, a diferencia de las en boga smart cities: “Un día te despiertas y podrías abrir tu ventana y escuchar los pajaritos cantar sin tráfico y te sentirías tan seguro que podrías dormir con ella abierta. Sería una ciudad donde tus hijos pueden salir a caminar a la escuela solos y te sentirías tranquilo de caminar a casa. Una ciudad en donde podrías pasar tiempo al aire libre y quizás tu desplazamiento al trabajo sería caminando por un parque. Esas son el tipo de cosas que deberían ser posibles y, en realidad, un día en tu ciudad suave quizás sería como un día de vacaciones”.

Hay una cualidad que, sin hacerlas perfectas, comparten todas las ciudades mencionadas al inicio —y muchas otras más. Se trata de su gente y las relaciones que construyen entre ellas, la proximidad, la diversidad y la densidad de las que habla Sim.

A diferencia de las grandes urbes en Estados Unidos y de algunas malas imitaciones locales, en México las ciudades comparten la estructura tradicional, a pesar de su caos urbano, donde “hay calles, hay manzanas, hay barrios, hay casas con patios” a una escala humana, con edificios de dos, tres o cinco pisos, con parques, con “personas sentadas en las bancas, caminando con sus perros, en el tradicional paseo o bailando en las plazas”.

El autor, consultor urbano para la famosa firma danesa Gelh arquitectos, ha estado en México en varias ocasiones, invitado por CoRe (ciudades amables y vivibles) así como por la Fundación Kaluz. La más reciente hace un par de semanas, para presentar la versión en español de su libro.

En entrevista con Paola Barquet y un servidor sobre estos temas, Sim no evade hablar de la parte oscura de las ciudades, sus asentamientos irregulares, donde a pesar de los problemas estructurales, hay quienes logran transformar su entorno. En cambio, dice, “nuestros sistemas de vivienda lo que hacen es meterte en una torre y dejarte pobre para siempre, porque no hay nada que puedas hacer para cambiar tu entorno”.

Héctor Zamarrón

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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