Hasta hace una semana las cuentas arrojan que en los primeros 16 juegos del Mundial, el videoarbitraje (VAR) permitió a los árbitros marcar 9 penales; se trata de la primera jornada ya superada y asomándose el cierre de los grupos, donde la nueva herramienta seguirá siendo estrella. Han sido tres veces más penas máximas que lo visto en la edición de hace cuatro años, Brasil 2014 y contando. Así cayó el gol de Cristiano en el España-Portugal, aquel 3-3 de alarido, y los tantos de Griezmann (Francia), Jedinak (Australia), Modric (Croacia), Kawaga (Japón), Sassi (Túnez) y Granqvist (Suecia). Fallaron Messi (Argentina) y Cueva (Perú). Pero no a todos han sido felices. Están molestos Brasil y ahora Irán, en voz de su entrenador Carlos Queiroz; Cristiano no fue expulsado por una agresión que todos vimos, pero que el árbitro sancionó solo con amarilla. Le dio frío. También los ingleses pidieron par de penales en su momento, pero no les fueron dados. Se debe entender que cada quien hablará como le fue en la feria, así como se pueden leer encabezados que digan “El VAR salva a España”, hay los que apuntan a que “El VAR condena a Portugal de la segunda plaza”, pero el videoarbitraje es el menos culpable. Habría que entender también la dosis de tramposo que cada futbolista y técnico llevan dentro; por eso nunca nadie acabará aceptando que el VAR ha hecho desde ya más justo el futbol. Ayer Cristiano falló un penal que significaba la victoria lusitana y el enfrentamiento con Rusia en octavos; pero como el humano falla, van contra Uruguay. ¿Es culpa del árbitro? No, es culpa del súper atleta merengue. Como tampoco es culpa del VAR revelar que el gol de Aspas era bueno en el España-Marruecos y con ello el 2-2 que salvó del bochorno. No le busquen, el VAR funciona, pero tampoco es Dios, ¡necios!
twitter@hglvillalba