Política

Dos caprichos más

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Al revisar los temas de mis artículos posteriores a las elecciones de junio me queda la sensación de estar escribiendo variaciones de un mismo tema: las ocurrencias del presidente López Obrador: el destapador y las corcholatas, la consulta sobre los ex presidentes, la sección de las mentiras de la prensa en las mañaneras, etc. Se puede uno reír, pero las implicaciones de que esas sean las prioridades presidenciales realmente es preocupante, ya que significan una omisión mayúscula: desatender los problemas económicos, salud, violencia, etcétera.

Y sigue la mata dando. Ahora sus preocupaciones son dos igual de caprichosas: armar la consulta de la revocación y cumplir una venganza personal: remover a los consejeros del INE y a los magistrados del Tribunal Electoral.

Convocar a la consulta de revocación no tiene sentido para el país. Además de ilegal (AMLO fue electo por seis años, cuando no había consulta de revocación, la cual fue aprobada en 2019 y no puede ser retroactiva, es decir no se le puede aplicar a él), el Presidente la quiere convertir en una ratificación de su mandato. ¿De qué le sirve al país la campaña para juntar tres millones de firmas; destinar 2 mil 500 millones de pesos para que el INE movilice la enorme y compleja maquinaria electoral; hacer campañas a favor y en contra de AMLO y que Morena saque de nuevo a la calle a los servidores de la nación para ver si pueden llevar a las urnas 40% del padrón? Respondo: de nada le servirá al país, pero al Presidente sí le puede ser útil. Ante una realidad que lo golpea cruelmente, necesita una consulta tipo Blancanieves (espejito, espejito, dime ¿quién es el presidente más bonito?) que alimente su gigantesco narcisismo y satisfaga su inmenso y despótico ego. Su estado de ánimo anda muy mal.

La segunda obsesión de AMLO es someter a las autoridades electorales. Desde hace mucho declaró su animadversión al INE y ahora sumó a los magistrados del Tribunal Electoral, debido a que recientemente han osado contradecir sus deseos. En este caso la venganza personal contra los consejeros y magistrados viene en un envoltorio sofisticado: una reforma política y electoral que pretende que haya “democracia auténtica” (whatever that means) y que además sea austera. En este caso, la pregunta no es si es útil, sino qué tanto daño le hará al país una contrarreforma cuyo objetivo real es desemparejar la cancha electoral para facilitar el triunfo de Morena en 2024.

La primera reforma electoral fue en 1978 para incorporar los diputados de representación proporcional de manera que la diversidad social y política se expresara en el Congreso. Ahora Morena y AMLO quieren reducirlos o eliminarlos; es decir, regresar a México a la época de la exclusión, la cerrazón, la voz única y el Presidente Todopoderoso. Y de paso poner a puros morenistas en el INE y el Trife.

Lo penoso en estos últimos episodios es el papel de los legisladores de Morena. A los caprichos presidenciales, se suma el servilismo vergonzoso. Quisieron forzar un periodo extraordinario de sesiones solo para complacer a AMLO y las razones que dan en una iniciativa para despedir a los actuales consejeros y magistrados dan pena. ¿Ya perdieron toda la dignidad con tal de complacer cualquier capricho presidencial? El narcisismo y la venganza se hacen forma de gobierno cuando su equipo y partido también abandonan la racionalidad y la sensatez. Lástima por el país. 

Guillermo Valdés Castellanos


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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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