Política

“¿Si sales, matas, sampetrino?”

  • Entre pares
  • “¿Si sales, matas, sampetrino?”
  • Guillermo Colín

En la crisis pandémica que enfrenta el gobierno de NL con el eslogan “si sales, matas”, el régimen del Bronco exacerba pánico social y se pone a sí mismo en una dicotomía antagónica sin solución. ¿Qué dirá ahora a San Pedro que desde anoche, autónomo, se prepara a salir del “falso dilema entre seguridad sanitaria y actividad económica”? ¿Los ricos salen primero? O quizá que ¿ellos sí podrán festejar a lo grande el inminente 10 de mayo?

Escasos márgenes de maniobra. En una aparición televisada, al intentar justificar la determinación de su gobierno para restringir el transporte público, el gobernador dijo que: “Lo usaban para andar dando vueltas o para ir a ver a la novia”.

Una falacia tan improbable le fue suficiente para limitar el servicio con funestas consecuencias. Igual de fantasioso, el secretario de Salud, Manuel de la O, una semana atrás había dicho: “Viajaban de paseo o para ir a ver a su abuelita”. La simplona diferencia es que uno vio “novias” otro percibió “abuelitas”. Desde luego no son más que peregrinas ocurrencias de un guión manipulador que nadie compró.

En días críticos de la lucha por la sobrevivencia, restringir el acceso a las rutas de transporte público ha significado un rudo golpe a las clases populares, a su menguada economía y a sus necesidades de movilidad, bajo supuestos cuestionables que no esconden vicios y adicciones suicidas.

Léase en tono trágico el panfleto: “Regresen a sus casas o morirán” del secretario de gobierno, Manuel González: “El gobernador nos llamó desafortunadamente para dar un mensaje triste, fuerte, difícil. El gobernador nos dijo: ‘No tengo más que ofrecer, más que trabajo, desánimo en algunas cosas y mucho, pero mucho esfuerzo… y ánimo’”. O sea: ¿va a caer un meteorito sin remedio en la ZMM?

Contradicciones y disparates aparte, en el trasfondo de estas sobradas y patéticas copias churchelianas (“solo les ofrezco sangre, sudor y lágrimas”) se asoma un inocultable celo represivo del régimen bronquista: “Me preocupa el relajamiento de las medidas y que tengamos que tomar otras más duras”. Pues no las tome y despreocúpese, cabría exigirle al ahora aspirante a prefecto en funciones de Monterrey.

Antes, el secretario De la O, que igual que López-Gatell ha cobrado protagonismo pero sin carisma él mismo para la pantalla o en vivo, apareció en un ñoño programa infantil y en otro buscó descalificar a un reputado médico (Manuel Sanmiguel), por revelar que en el Tec Salud llevan a cabo un cambio de paradigma en el tratamiento del covid-19, a muy bajo costo y con sorprendente éxito. De generalizarse su aplicación (como ya se hace de manera incipiente en otros hospitales de México y del mundo) podría hasta ya no requerirse el uso de ventiladores.

Esto último, sin embargo, no es previsible que ocurra en un medio de por sí plagado de intereses. Personajes de escasa iniciativa innovadora como el gobernador y su secretario de Salud obstaculizan todo avance y prefieren aferrarse a la ortodoxia y en su caso reprimir autoritariamente para cumplirla. De proseguir en esta ruta pronto entrarán en colisión con la autoridad federal y los industriales de Monterrey que (junto con los de EU) ya presionan fuerte para reanudar operaciones.

Es incierto aún si el confinamiento persistirá más allá del mes de mayo. La autoridad estatal que no parece muy sensible al tema está ignorando a mucha gente que por más encerrada que se quiera, está agotando su dinero y víveres. Suele pensarse que la ciencia médica es neutra. Pero quienes han experimentado patologías extremas, de etiología desconocida, saben que pueden encontrar tantas terapias a seguir como médicos se consulten, cada una con algún respaldo clínico. Hacen falta parámetros confiables y otros que ni figuran.

Igual en el combate al covid-19 se impuso en Palacio Nacional la corriente que favorecía el aislamiento poblacional representada por el subsecretario López-Gatell, con vínculos salinistas, pero no era la única. El mismo AMLO hubiera preferido como en Suecia no apagar a México por el enorme costo económico. Pero la histeria y el pánico inducidos por sus adversarios ganaron la partida. Acabó delegando tanto poder en López-Gatell que borró del mapa al Consejo General de Salubridad, máxima autoridad constitucional después del Presidente.

Prevaleció así en el país el súbito dogma falaz de una acariciada “salud pública” implementada hasta por policías rurales, que “salvara vidas a cualquier costo”, lo que no había preocupado a muchos gobiernos como el de NL, donde hasta ahora aparece su gobernador impostado con un discurso de tragedia con tonos amenazantes.

Por ello, mientras más rudas y arrojadas sus medidas, mejor. Al lema “que se salven aunque mueran de hambre” se habría añadido otro en lenguaje tremendista: “Si sales, matas”, asumiendo que todo aquel que permanece en su hogar ya está infectado y al salir solo esparcirá el contagio de manera obligada e inexorable.

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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