Prepárese, vienen dos semanas de santo gasto, y hay algo ahí, quizá “guardado para emergencias”, para la compra a meses sin intereses de ese gran detalle que hace falta en la casa o, sencillamente, guardada (s) en el buró junto a la cama.
La probabilidad de que a partir de mañana su o sus tarjetas de crédito salgan a tomar el sol es muy alta. Y por qué no, las vacaciones lo ameritan. Ya cuando terminen los días de esparcimiento y convivencia frente al mar o luego de una buena comida en algunos de los Pueblos Mágicos que tiene nuestro país, que además de bellos son en muchas ocasiones muy económicos, nos preocuparemos de los pagos.
Si nuestras finanzas están organizadas, como lo demuestran los crecientes totaleros (aquellos que pagan sus deudas completas al día de corte), o nos vemos en aprietos apenas para cubrir los mínimos de las tarjetas de crédito, que suman como fuente imparable intereses que elevan la deuda, que la multiplican sin fin, pues apenas dará tiempo para abrirles un espacio para la siguiente “vacación”.
Y peor aún, si la deuda se convierte en impagable llegarán las amenazas, la primera de ellas será, se lo aseguro: “no querrá estar en el Buró de Crédito ¿verdad? ¡pagué!”
No se asuste, esa primera advertencia es la menor y además es falsa. La primicia es que todos estamos en el Buró de Crédito a partir de nuestro primer trato comercial, todos. Y esta institución lejos de ser “el coco”, bien manejada, puede ser la herramienta que abre el camino para alcanzar una meta personal o empresarial.
El portal inmobiliario Propiedades.com recopiló cinco puntos que se deben saber en torno a los mitos y realidades del Buró de Crédito. Que resultan necesarios y sencillos de tomar en cuenta.
El Buró recopila historias y datos, y el punto número uno es este precisamente. Buró de Crédito es una sociedad de información crediticia, empresa privada que reúne, vende o cataloga el historial tenido en una tarjeta de crédito bancaria. Así lo explica la Profeco en su página de internet.
La información puede contener datos sobre financiamientos bancarios, en tiendas departamentales, telefonía, tv de paga, luz e hipotecas, entre otros.
Los datos pueden ser consultados, señala el punto dos del texto, derecho al que los prestadores acuden para conocer sobre los riesgos de prestarle a una persona. La consulta es gratuita una vez al año y las adicionales cuestan 35.60 pesos.
El tercer punto, señalado por Propiedades.com, se refiere a que si el sujeto de crédito ha dejado de pagar o lo hace con retraso eso califica en el historial que elabora el Buró.
La institución no boletina a los usuarios de servicios financieros, solo recopila y proporciona la información para que los financiadores otorguen o nieguen créditos. El anterior es el cuarto punto, el quinto y último es que la Ley para Regular las Sociedades de Información Crediticia y las Reglas Generales para Sociedades de Información Crediticia rigen el alcance y comportamiento del Buró.
Además, está monitoreado por la Secretaría de Hacienda, el Banco de México, la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, además de la Condusef y la Profeco.
Todos, si hemos hecho uso de un crédito, hasta por una línea telefónica, estamos en el Buró.
@lupitaromero