Negocios

Guerras oportunas

  • Código de ingreso
  • Guerras oportunas
  • Guadalupe Romero

Perdí la cuenta de las veces que he escuchado un comentario, incluso ya le daría la clasificación de clásico: “Las guerras son fabricadas por los imperios para crear necesidades y catapultar sus industrias, las armas y los materiales para levantar las ciudades que destruyen”.

Esta vez no lo dijo mi vecina, a ella hace días no la veo, seguro sigue buscando quien le repare la fachada de la casa que renta y se rompió durante el sismo del pasado 19 de septiembre; lo comentó una voz en la estación de radio que escuchaba en el auto mientras me dirigía a la colonia Roma, donde me encontré a más de un entrañable edificio (lo son a pesar de ser materia inerte y no viva), que como diría —ahora sí— mi vecina, “si estas cuatro paredes hablaran, cuántas historias contarían”.

El conteo o censo de edificios, casas, oficinas e inmuebles afectados por los históricos movimientos telúricos de septiembre (incluidos los resentidos desde 1985) tardaremos en conocerlo, en saber realmente cuántos y cuáles se perdieron o deberán ser demolidos para dejar de ser un latente riesgo, o bien, se conviertan en moles monumentales y conmemorativas de lo ocurrido, como lo es el edificio de Insurgentes 300, en Ciudad de México, cuya construcción se terminó en los 60 y fue abandonado en los 80. Y así varios.

Qué sigue ahora, invertir y catapultar, como dicen en el caso de las guerras. Una de las industrias más golpeadas por la crisis es la construcción. Empresas, ingenieros, autoridades y trabajadores especializados en el nicho deben ser requeridos para remover y edificar, pues la vida sigue y las necesidades de la gran urbe no se detienen.

Además de aprovechar el momento, este sector debe exigir transparencia y cumplimiento, hay normas que seguir, no hemos dejado de ser un punto geográfico propenso a sismos, pero tampoco una sociedad que para bajar costos se atrevió a saltarse y corromper autoridades a fin de conseguir permisos o evadir castigos que jamás debieron permitirse (injustificables anomalías en la ampliación de la escuela Rébsamen).

Es momento de anteponer la ley y normas para reconstruir, pero también de no escatimar en ahorros o hacer caso omiso de las nuevas tecnologías. Marcelo Cosentino, especialista de la firma de soluciones empresariales Totvs, nos dice que el avance de la robótica e inteligencia artificial, por ejemplo, tiene potencial para aproximar la construcción civil cada vez más a la tecnología, eso representa un mejor control de gastos, optimización de recursos, eficiencia en el cumplimiento de plazos y más calidad en proyectos y obras.

Aunque se escuche futurista, algunas tecnologías son el uso de infrarrojo, con lo que se podrá identificar puntos de pérdida de energía y desarrollar procesos constructivos más sostenibles sin desperdicio de recursos. Otra es la impresión 3D, nos dice el especialista, que aunque parezca de película, ya existe en la University of Southern California una máquina que imprime casas de dos pisos de 80 metros cuadrados, en solo 24 horas.

Asimismo, la materia prima usada en obras será tecnológica en los próximos años. Y no es ninguna innovación, sino la combinación de funcionalidad con beneficios de eficiencia y sustentabilidad. Dos ejemplos son las pinturas y películas de vidrio que absorben energía solar y el concreto permeable que permite el paso de agua al suelo y reduce el riesgo de inundación en áreas pavimentada. Por mencionar algunas novedades.

@lupitaromero

[email protected]

Google news logo
Síguenos en
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.