El primero de diciembre el presidente López Obrador cumplió tres años al frente del ejecutivo federal.
Hoy por hoy el mandatario mexicano tiene acaparado el monopolio del discurso político, la oposición no ha hecho nada por cambiar dicha narrativa.
A pesar de los efectos negativos de la crisis económica, derivada de la contingencia sanitaria, la aceptación del presidente entre la ciudadanía ronda el 60%, MORENA, el partido político que fundó y del que es líder político y moral, es amplio favorito para ganar cinco de seis gubernaturas en las elecciones del año entrante.
López Obrador llegó a la presidencia después de un sexenio ignominioso para el pueblo mexicano, los escándalos de corrupción de Peña Nieto y la alta cúpula priísta terminaron por hartar a la ciudadana, en 2018 el electorado decidió votar por el proyecto de López Obrador a fin de acabar con la corrupción y lograr un crecimiento económico que permitiese al país regresar a la senda del desarrollo.
Son tres años de gobierno en los que la narrativa política se ha concentrado exclusivamente en el presidente, tres años de gobierno en los que López Obrador ha sentado las bases de lo que él llama la Cuarta Transformación, tres años de gobierno en los que la legitimidad de los partidos políticos tradicionales de la transición democrática (PRI, PAN y PRD) no se ha recuperado, el descrédito de la ciudadanía hacia estos partidos sigue vigente.
El proyecto de Estado-nación del presidente López Obrador consiste en lograr un estado de bienestar, sin embargo, para lograr tal cometido falta mucho por hacer, el gobierno tiene que invertir más en salud, en ciencia, tecnología y educación, se necesita un Estado fuerte que regule al mercado para que exista una mejor distribución de la riqueza.
México es muy desigual socialmente, la base gravable de este país sigue siendo la clase media, urge una reforma fiscal que tenga como finalidad aumentar el presupuesto público; una tarea pendiente del actual Gobierno Federal es la de impulsar una reforma fiscal, espero en este sexenio se llegue a aprobar.
López Obrador llegó a la presidencia con varios retos importante a cristalizar, uno de ellos es el de recuperar la soberanía energética.
Hay que recordar que el sector eléctrico y petrolero fue privatizado de facto por la reforma aprobada de Peña Nieto en 2013.
Desde la visión de López Obrador la industria energética es un sector estratégico de la economía que debe estar a cargo del Estado, la política energética del actual pretende fortalecer las empresas estatales energéticas.
A partir del 2018 el Gobierno Federal ha inyectado capital importante a PEMEX a fin de fortalecer sus frágiles finanzas, asimismo, ha impulsado la modernización de las refinerías existentes y la construcción de una con el propósito de dejar de importar gasolinas; hace 10 años México producía sus propias gasolinas, hoy cerca del 80% se importan.
Nos encontramos en el culmen del sexenio, 2022 será vital para el presidente y el proyecto de transformación que encabeza.