Cultura

La arquitectura del cielo (Primera de dos partes)

Posterior al período denominado Medioevo le siguió el llamado Renacimiento; su eclosión se dio primero en las artes: la pintura, la escultura y la arquitectura, en donde se expresaron las nuevas ideas de libertad y humanismo naciente y, consciente de sí mismo, el hombre como individuo creador; ejemplo de ello, el genio de Filippo Brunelleschi o León Battista Alberti. Pero le costó más esfuerzo y atrevimiento al pensamiento científico, que culminaría y llegaría hasta su punto más alto en la comprensión del cosmos precisamente con uno de los tres artífices de nuestra historia: Sir Isaac Newton, con la publicación en 1687 de los Principia Mathematica; sin embargo, el cambio de pensamiento iniciaría con la publicación del De Revolutionibus Orbium Coelestium del polaco Nicolás Copérnico, hombre profundamente religioso, pero a quien su mente racional permitió poner orden en el sistema solar, lo que le facilitó al último gran astrólogo e iniciador del pensamiento y método científico, que revolucionaría por completo la manera de entender los misterios del universo con la postulación de sus tres leyes que rigen el movimiento de los planetas, Johannes Kepler.

Pero vamos por partes: el pensamiento medieval estaba conducido por los llamados “eruditos”, escolásticos que seguían el orden de ideas iniciado por el ilustre San Agustín, quien creía que “Dios ordenó todas las cosas por su medida, su peso, y su número”. Así estos pensadores del medioevo creían que la geometría era un modo de establecer un vínculo entre ellos, los seres humanos y Dios, y que las matemáticas eran el vehículo para revelar a la humanidad los más íntimos secretos del cielo. En esta concepción del mundo los arquitectos concibieron una arquitectura como geometría aplicada, la geometría como teología aplicada y el diseñador de una catedral como imitador del divino arquitecto…Dios.

En este período Maquiavelo marcaría una diferencia en las relaciones de los gobernantes con sus súbditos con su magistral obra El príncipe, Leonardo planteó la necesidad de relacionar la observación de los fenómenos naturales con registros minuciosos y medibles para su correcta interpretación, y se manifestaron como protagonistas de este resurgimiento del pensamiento con sus obras e ideas personajes contemporáneos como Miguel Ángel, Tiziano, Rafael, Vesalio, Cardano, Calvino, Tomás Moro, Loyola, Paracelso y muchos otros.

El terremoto intelectual ya estaba iniciado, ya no se podría detener el avance intelectual racional mientras la humanidad siguiera existiendo.

En el campo de la ciencia se estaban dando las condiciones para romper con las cadenas que hacían el pensamiento racional más complicado para que, a la luz de los nuevos datos que se estaban obteniendo por medio de la observación, unas pocas mentes tuvieran la lucidez de encontrar pequeñas diferencias entre lo que decían las escrituras, lo que mostraba la observación y los datos matemáticos precisos obtenidos de éstas, los cuales no correspondían con lo observado, y lo curioso pero comprensible. Estas nuevas ideas que revolucionarían la forma de ver el mundo natural provinieron de mentes muy religiosas, de personajes que pertenecían al cuerpo eclesiástico que mantenía el dogma de la fe por sobre todas las cosas. Una de ellas precisamente Nicolás Copérnico, que de manera autoritaria puso al Sol en su lugar.

Gerardo Rizo

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