Palabra fuerte, voluntariosa. Dicta que un grupo o un individuo que no está en el poder, pondrá resistencia a una decisión de alguien que está (en el poder) por legitimidad. Oponerse es quedarse enfrente de quien toma un mando. Vigilante, fijará una trinchera que permita saltar ante un movimiento que ponga en duda recursos no usados para cumplir objetivos de gobierno. Oponerse, o ser oposición, debe ser encarnado por sujetos o instituciones que libren las batallas públicas con herramientas que tengan a su alcance.
Una oposición se mueve satelitalmente al gobierno, en el tono de no existir aquella sin este; se crea naturalmente y su alimento tendrá origen en el actuar de los que están en el poder. El canon dice que será como un pequeño cuchillo afilado que hará pequeñas cortadas al gobierno, pero sin dar cuchilladas definitivas que lleven al deceso porque vale sumar. Correr no es opción, debilita las democracias; la aspiración será que juegue y se adentre al vaivén de lo público.
Las elecciones pasadas nos dejaron una idea magra de lo que es la oposición: el que es contrario al personaje en cuestión, como la luz y la sombra. Además nos dio para pensar que la oposición únicamente adquiere su valor en contrariar, negar y sobredimensionar lo que plantea el rival. Xóchitl Gálvez es un ejemplo nacional de cómo en una desesperada campaña por elevar su posicionamiento, participó en esta idea de ser la gran opositoda. Sin duda, este sentir opositorlograría, de haber sido pensado y ordenado, una mejor postura frente a la ciudadanía, pero lo único que hizo es denostar más su imagen. El resultado fue, no por la debilidad de su opositora, que el oficialismo ganó por una ventaja aplastante. Esta oposición, se ha dicho, fue un desastre.
Pero hay otra visión, en Jalisco triunfó el oficialismo, pero no por una mayoría aplastante, tan solo se contaron 186 mil votos arriba. Es tan difícil pensar por qué, si no hubo victoria apabullante, no existe en nuestro Jalisco un retumbe en la idea de oposición, como en el ejemplo nacional, que si no es Xóchitl, es el PRIAN o la derecha mal organizada. Con poco más de un millón cuatrocientas mil personas que no votaron por el oficialismo sí hay quienes se puedan oponer, y también, con la misma lógica, habrá razones para oponerse, pero lo que no ha sido muy claro, para los que rechazaron al oficialismo, es el cómo.
Si votaste en contra del ganador, eres opositor, pero antes como demócrata tocará aceptar la derrota. Ahora, como opositor, tocará seguir al pie de la letra los valores de la oposición: pedirás cuentas, pedirás transparencia, libertad de prensa, justicia, pluralismo y apertura al diálogo. Entre la oposición de Jalisco se cuentan decenas de grupos que están organizados, de diversa índole, y que han contribuido a la formación de iniciativas y políticas, minorías de políticos valientes, esto contrasta con un gobierno que invierte millones en su imagen. La oposición en Jalisco, con todo el esfuerzo y empujones, no ha encontrado una ruta que le haga visible, ni vocerías que lleguen a la gente.
Es impensable para la oposición caer en el bache de la verdad oficial, uno que tanto le gusta a los gobiernos y que de ser provocado, lo cavará más profundo. En la vida pública la oposición encuentra animosos aliados que hacen un camino parejo para que transite por lares a los que no puedellegarse fácilmente.
Entender a la oposición es el ir y venir que la democracia permite y creer en sus voces y rol es fundamental para una vida pública. Un solo camino de gobierno no se da más que en autocracias bien establecidas que desmienten y tachan de inconformes a los que se oponen. Oponerse es una acción natural de la vida en comunidad, durante nuestra historia jalisciense hemos visto gobernantes que no toleran opositores; otros que desprecian el trabajo en común y destruyen lo que enfrente se ha construido incluso cuando es para todos.
La esperanza que tenemos es la de una oposición con mayor caudal y que en el fondo del río no haya ramaje donde no corra el agua de la voluntad y mejores ideas para Jalisco. La buena es que se asoma un gobernante electo con capacidades gestoras que —ha construido en muchos esa impresión— sabe que oponerse no tiene vínculo con algo personal, sino muchas veces con proponer.