Un breve recuento de filmes como preludio al texto sobre la reciente cinta de Elvis Presley, que han retomado, desde la ficción, a músicos de la cultura popular, a sabiendas de que también circulan diversas cintas sobre compositores o intérpretes que no existieron pero que se centran en el subgénero, además de una rica tradición documental acerca del particular. En efecto, las películas biográficas cargan con la complejidad del juicio sumario de quienes se consideran conocedores y cercanos a la persona en cuestión. Y si además tiene una legión de fans irredentos, la trama se complica porque cada quien quisiera ver reflejada en pantalla su afición o su propia idea del ídolo: suelen ser más papistas que el Papa.
Sucede sobre todo cuando se aborda desde la ficción la vida de músicos populares como por ejemplo en los casos de David Bowie y Freddie Mercury: los filmes Stardust (Range, 2020) y Bohemian Rhapsody (Singer, 2018) decepcionaron a los fans por no hacerles justicia a sus referentes, sobre todo al primero, del que se consideró solo una etapa de su vida, aunque tampoco dejaron buen sabor de boca las diversas imprecisiones acerca de la vida artística del vocalista de Queen y sus vicisitudes con colegas, productores, parientes y amores: se vale novelar, claro, siempre y cuando esté bien definido el enfoque y en el entendido que no se trata de un documental.
Además de la gran cantidad de documentales que se siguen produciendo a la fecha sobre diversas aristas de las trayectorias de los músicos, ya desde el siglo pasado se presentaron varias cintas biográficas al respecto como Música y lágrimas (Mann, 1953), acerca de la vida de Glenn Miller, interpretado por James Stewart; Esta tierra es mi tierra (Bound for Glory, Ashby, 1976), centrada en los primeros años de trayectoria de Woodie Guthrie (David Carradine);The Buddy Holly Story (Rash, 1978), siguiendo la carrera del rocanrolero, interpretado por Gary Busey, hasta su trágica muerte en un accidente en el que también viajaba Ritchie Valens, joven de 17 años al que le dio vida Lou Diamond Phillips en La Bamba (Valdez, 1987).
En los ochentas y noventas continuaron realizándose algunas películas del subgénero biográfico de músicos: Gary Oldman como el bajista de Sex Pistols y Chloe Webb como su novia, protagonizaron Sid & Nancy (Cox, 1986), con todo y la explosiva relación entre ambos y el desarrollo de la efímera y mítica banda de punk; Gran bola de fuego (McBride, 1989), en la que Dennis Quaid se pone en los zapatos de Jerry Lee Lewis; la controversial The Doors (Stone, 1991), que dejó descontentos a nutridos grupos de seguidores y con Val Kilmer en el papel del Rey Lagarto; las miniseries Los Jackson (1992) y The Temptations (1998), retomando la conformación y desarrollo de ambos grupos y Backbeat (Softley, 1994), sobre la etapa previa a la fama de The Beatles.
También se han plasmado la brillantez y peripecias de reconocidas cantantes y compositoras como Respect: la historia de Aretha Franklin (Tommy, 2021), representada por Jennifer Hudson; Estados Unidos vs. Bilie Holliday (Daniels, 2021), centrada en los esfuerzos para evitar que la cantante (Andra Day) entonara Strange Fruit, ese himno crítico contra los linchamientos; Judy (Goold, 2019), con gran actuación de Renée Zellweger; CrazySexyCool: The TLC Story (Stone III, 2013), acerca del famoso trío de R&B y Hip-Hop; The Runaways (Stewart, 2010), conflictivo grupo integrado por Joan Jett (Kristen Stewart) y Cherie (Dakota Fanning), y Cadillac Records (Martin, 2008), en la que además de narrar el nacimiento de la disquera, se retoma a Etta James, encarnada por Beyoncé.
Ahí están La vida en rosa (Dahan, 2007), en la que Marion Cotillard nos muestra a una doliente Édith Piaf y Jennifer Lopez a una efusiva Selena (Nava, 1997). Por su parte, Angela Bassett se preguntaba sobre el amor en Tina (Gibson,1993), la biopic sobre la afamada cantante de largo recorrido, y desde una arriesgada perspectiva, se realizó el corto Superstar: The Karen Carpenter Story (Haynes, 1987), en la que utilizando la muñeca Barbie, el realizador planteó las dificultades de la cantante con la anorexia y la importancia de The Carpenters en el panorama musical setentero. Igualmente se produjeron Quiero ser libre (Coal Miner’s Daughter, Apted, 1980), en la que Sissy Spacek se planta en el papel de Loretta Lynn y El ocaso de una estrella (Lady Sings the Blues, Furie, 1972), en la que Diana Ross brinda una sentida y turbulenta interpretación de Billie Holliday.
Fernando Cuevascinematices.wordpress.com
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