Qué fácil es confundir lo que siendo evidente para muchos, no lo es para otros y mucho menos para aquellos sin educación o sin formación y aún más grave, sin información alguna.
Tal vez la diferencia estriba en que una parte de la sociedad, la minoría, cuenta con la disciplina del análisis de los datos duros y conoce o recurre a fuentes confiables.
A mi me gusta acudir a los artículos y ensayos del The Economist para documentarme, por la razón de que para mi es un medio periodístico sin tacha y sin consignas, pero sé que muchos prefieren no reflexionar sobre lo que pasa en el mundo, a sabiendas de que así estará a salvo su “ideología” o no se contrapunteará con el mesías que le promete que lo arropa y lo cuidará en el futuro.
Es el caso de lo qué pasa en Venezuela hoy: película de terror de un tirano que ha sumido en la pobreza a millones y ha saltado por encima de los más elementales derechos humanos de un pueblo empobrecido y aún así el tirano Maduro habla y habla sin parar de democracia, de estado de derecho, de soberanía y de ¿compromiso con la patria? como si con eso fuese suficiente para dar de comer a la población, que muere de hambre.
¿Acaso es el poder tan letal como para nublar los ojos del poderoso y no querer ver lo que acontece?
Es el caso de los dictadores que sólo ven su beneficio y se alejan del pueblo, si es que alguna vez lo estuvieron.
Por lo que respecta a nosotros ¿deberíamos de meter la cabeza en un pozo, para no mirar lo que el vecino sudamericano hace con sus súbditos? o preguntamos ¿cuál debería ser la postura de México ante esta tragedia?
Nuestro gobierno hoy prefiere la no confrontación o la censura, y se entiende, pues esta política llamada “Estrada” vacunó al PRI y a sus gobiernos de la crítica que pudieran haberle hecho otros países contra sus posturas despóticas y dictatoriales; y ese ejemplo por desgracia vuelve a la escena nacional.
Pero una cosa es el gobierno y otra la sociedad.
En lo personal prefiero que los ciudadanos todos progresemos de manera lo más parejo posible, bajo un clima de libertades y del imperio de la ley para todos, y no en un medio en donde unos cuantos sustraen la riqueza de la sociedad para su beneficio. Como lo hacen los dictadores.