Política

Sean Penn, Kate del Castillo y la fascinación de 'El Chapo'

Vanity, definetly my favourite sin
Abogado del diablo


No le bastaron los narcocorridos, seguramente Joaquín Guzmán quedó fascinado por la manera en la que el cine y la televisión tomó de modelo al colombiano Pablo Escobar Gaviria, hasta antes de El Chapo, el narcotraficante más famoso. Una vista al material producido en los últimos años advertirá el éxito comercial de productos fílmicos de regular y baja calidad relacionados con el narcotráfico y sus personajes. En Netflix, la productora/distribuidora de películas y series televisivas más importante en la red da muestra de ello. La fascinación de Guzmán Loera se acompaña por la de un público resuelto a ingresar al mundo del narcotráfico de una forma un tanto parcial, idílica y casi siempre artísticamente mediocre.

Lo de hoy son reseñas biográficas dramatizadas como El Patrón del Mal o malas adaptaciones de obras literarias como La Reina del Sur, de Pérez Reverte, protagonizada por la mexicana Kate del Castillo. También está por allí el género del documental, el que ha adquirido popularidad más allá de lo pensable. Discovery Channel, National Geografic Channel, History Channel y otros han encontrado una veta muy atendible por el auditorio con la cobertura del tema de las drogas y sus personajes.

De la detención de El Chapo llama la atención que su aprehensión se haya logrado por el interés del criminal de que un productor y un elenco de conocidos artistas hicieran un panegírico dramatizado de su vida. El New York Times refiere una serie de entrevistas, incluso una presencial, del criminal con los actores Sean Penn y Kate del Castillo con la narrativa de su vida. El que paga manda y es evidente que el contenido sería una forma de reivindicarle. Podrían ser capítulos de lo solicitado: el criminal sagaz e inteligente que desde abajo se hizo el narcotraficante más rico y poderoso, sus fugas recurrentes, su éxito frente a otros criminales, la confusión que se hiciera de él y que llevó a la ejecución del cardenal Posadas Ocampo, la incapacidad de las autoridades para retenerlo en la cárcel. Posiblemente y de paso ridiculizar al gobierno, a sus autoridades y a las instituciones responsables de la seguridad.

Bien vale conocer qué sucedió con la encomienda y si el servicio llegó a concretarse en producto fílmico y, especialmente, quiénes con interés económico buscaron sacar ventaja al servir a un criminal con historia de crueldad extrema. La PGR ha informado que hay líneas de investigación sobre el asunto. Es fundamental que esta nueva forma de servir al crimen no quede impune y que los responsables sean llevados ante la justicia.

La apología del delito también ha estado en la música y su popularidad es amplia e histórica. Lo de ahora es diferente, porque no se está hablando de la expresión espontánea popular respecto a los personajes de su circunstancia, sino como al parecer es el caso de Joaquín Guzmán, de promover mediante pago su apología y, presuntamente, de intereses económicos del cine comercial que se benefician de tal pretensión.

El crimen es un buen negocio no solo para quienes están directamente en ello, a la vez que el daño que han hecho a personas, familias y comunidades es atroz. Cierto es que en sus regiones de influencia realizan labores de policía, beneficencia y de financiamiento, lo que a algunos incautos les hace creer que hay criminales buenos. Efectivamente, hay una complicidad social que afortunadamente no siempre prevalece, como es el caso de denuncias que han llevado a detenciones de importantes y muy peligrosos criminales. Los excesos a veces mostrados con presunción en redes sociales, la fiesta con celebridades, las carreras de caballos y peleas de gallos son parte del entretenimiento de ese submundo del crimen organizado.

La verdadera historia es lo que provocan las drogas y la violencia que se le asocia. El país vive una de las pesadillas más dolorosas por lo que hace el crimen organizado. Es una muy buena noticia la detención por el gobierno federal del criminal más buscado, dos veces fugado de la cárcel de alta seguridad y que por un tiempo sirvió para el escarnio del país y sus autoridades. Hoy El Chapo Guzmán ha sido reaprehendido. Posiblemente sea extraditado, aunque no de inmediato por la complejidad del proceso legal que le acompaña. Por lo pronto las autoridades tienen una ineludible responsabilidad: sancionar de manera ejemplar a quienes participaron o permitieron su última fuga y dar con todos los vínculos económicos, financieros y sociales de su actividad criminal.

Finalmente el criminal más buscado está en la cárcel. Deberá recordarse que no pocos, incluso algunas autoridades elevaron a la condición de personaje extraordinario por su destreza y habilidad para eludir la justicia. Hoy la realidad es la de un delincuente sometido a la ley por la fuerza de las instituciones. Siempre será deseable que hechos de relevancia y notoriedad sirvan de punto de quiebre para abatir la causa de muchos de los males que nos aquejan: la impunidad.


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Federico Berrueto
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