Mientras la agenda política del país se sigue moviendo y el tema de la sucesión presidencial se ha vuelto el único relevante en la conversación pública, algo pasa en Chiapas con el EZLN.
Durante el actual sexenio presidencial, el Zapatismo se ha mantenido relativamente al margen, con una gira por Europa y emitiendo críticas contra el Tren Maya. Lo anterior se sabe porque su comunicación siempre ha sido orgánica: se lanza un comunicado en su página web y los medios de circulación nacional lo retoman. Por eso llama la atención que, en los últimos días, un asunto interno del EZLN haya empezado a difundirse en medios convencionales, antes que en sus propios canales. El asunto se trata de las recientes declaraciones del comandante Germán, quien fuera uno de los cinco fundadores de las Fuerzas de Liberación Nacional que años más tarde daría origen al Ejército Zapatista de Liberación Nacional. No sobra decir que el comandante Germán estuvo al mando del hasta ahora representante más visible del EZLN, el subcomandante Marcos, y que hace dos años había hecho pública su ruptura con el mismo.
Aunque las acusaciones de traición no son nuevas en la guerrilla de la selva chiapaneca, como cuando públicamente señalaron de traidor al sargento Bertín por hacer recibido dinero de la entonces SEDESOL, lo que en esta ocasión se manifiesta es quizá el rompimiento más significativo en la historia del movimiento, pues el líder más emblemático de la revolución zapatista no sólo es acusado de apóstata, sino también de acosador sexual.
La aparición pública del comandante Germán en la presentación de un libro causó revuelo, porque sus declaraciones iban dirigidas al subcomandante Marcos. Una de ellas en particular escandalizó a la audiencia, al revelar que: «Una compañerita le escribía mensajes por teléfono, pero esta muchacha era débil y tomó la decisión de suicidarse. Cuando le revisaron el teléfono, encontraron los mensajes procedentes de un teléfono que era el de Marcos. La molestaba.» Luego de esto, el comandante Germán expresó que Marcos tendría que aclarar por su cuenta todas las acusaciones de acoso que existían, insinuando que hay más de una.
A pesar de que todavía no hay denuncias formales u otros testimonios, lo que sí se sabe, más allá de este caso particular, es que dentro de los ejércitos predominan jerarquías que favorecen un ejercicio del poder siempre de arriba hacia abajo, formando cadenas de mando que hacen muy fácil la depredación de alguien de abajo por alguien de arriba.
El subcomandante Marcos, ahora de nombre Galeano, cultivó la fama de hombre apuesto. Aunque su rostro es conocido sólo por una foto, sus característicos ojos verdes hicieron latir más fuerte los corazones de muchas mujeres y hombres de izquierda durante la primera década del siglo XXI. Su personalidad aguerrida y, en ocasiones cínica, derritió a muchas, y por ahí se dice que hasta a actrices famosas. Pero el tiempo todo lo destruye y la galanura de Marcos no es la excepción; poco queda de aquel joven, hoy solo se asoma un hombre mayor de casi 65 años. Quizá para él, la manera de vincularse sexo-afectivamente no ha cambiado. Puede ser su predilección por las mujeres jóvenes lo que le impide ver esa línea entre el acoso y el romance cuando existe una relación de subordinación. Tal vez para él no es acoso, pues no puede concebir la idea de que una mujer, la que sea, se le resista.
Como en toda riña política, no es nuevo recurrir a acusaciones para denostar en público a la parte contraria. Tampoco es un secreto que las denuncias de acoso y abuso han sido utilizadas con este propósito y no con la intención de hacer justicia a las víctimas. Han sido incluso los propios violentadores quienes apuntan el dedo hacia otros lados. En algunas ocasiones se trata también de meras fabricaciones que no dejan de levantar dudas. Pero tendríamos que preguntarnos si de no haberse dado esta riña, ¿se habría denunciado el caso? Siendo el comandante Germán una figura con poder dentro del EZLN, ¿desde hace cuánto tiempo sabe de este tipo de abusos? ¿Existen al interior del movimiento prácticas de negación u ocultamiento sistemático?
Si una presunta situación de acoso le costó la vida a una adolescente, sin importar el uso político, lo mínimo que tendría que ocurrir es que se iniciara una investigación. De lo contrario, se crea la incertidumbre de que las denuncias por violencia de género no sólo dentro del EZLN, sino de las comunidades que se han adherido, hayan sido acalladas por figuras de poder. Y si bien Marichuy tuvo como bandera los reclamos de las mujeres racializadas y oprimidas, habría que preguntarnos cuáles son los protocolos de acoso y abuso del EZLN, así como qué tanto se aplican a vacas sagradas y altos mandos del movimiento. Porque la única realidad tajante es que el machismo es estructural y se replica en todos los espacios de poder.
Estefanía Veloz