Política

Que aparezcan

La crisis de seguridad que atraviesa el estado de Jalisco se ha agravado en los últimos meses con cifras aterradoras: más de diez mil muertes violentas y catorce mil personas desaparecidas, ubicando al estado como uno de los siete que concentra la mitad de los homicidios registrados en todo el país. Las fosas son otro ejemplo de la situación que se presenta todos los días y del que parece que no hace más que empeorar.

La semana pasada nos enteramos de otro caso que, desgraciadamente abona a una cotidianeidad a la que creo debemos resistirnos, a la que debe llamarnos la indignación: ocho jóvenes desaparecieron en diversos puntos con la coincidencia de que se desempeñaban en el mismo lugar. Los familiares iniciaron movilizaciones en las próximas horas, como lo hacen todos los días, desde el primer día, miles más, exigiendo a las autoridades echar a andar todo el mecanismo del estado para ir en la búsqueda de sus familiares. Exigiendo a las autoridades respuestas, justicia. Incluso en las concentraciones por la final de futbol se les vio con lonas manifestándose por respuestas.

“Nos abraza el miedo”, dijo la hermana de uno de los ocho jóvenes con algo de decepción y rabia, mientras que colectivos de apoyo denunciaron otro aspecto común en estos casos, la falta de resultados, el hermetismo, la espera que se convierte en angustia y en desesperación, la rabia y la incertidumbre que se resumen en una pregunta legítima y lapidaria de dónde están y que sigue sin respuesta.

Las investigaciones señalan una situación más complicada y que involucra otro tipo de cuestiones, pero no quiero abundar en eso sino señalar lo que hemos denunciado desde hace tiempo: nadie, por ningún motivo debe faltar en su casa, el trato indolente y la exposición ante los medios hace de las declaraciones y quien las emite una cuestión de peso y de percepción en la sociedad que abre más dudas de las certezas que buscan compartir. Se trata de ocho y que en más de una semana no se les ha podido localizar o siquiera hay rastros de qué les pudo haber pasado. Ocho personas que se suman a miles más que siguen siendo esperadas en sus casas por sus seres queridos y que forman parte de una sociedad que pareciera rendirse ante los reclamos de justicia. Que suceda frecuentemente no quiere decir que sea normal, mucho menos que debe ser aceptado, por nadie, ni por la sociedad, menos por las autoridades.

Mientras escribo estas líneas, policías estatales reprimen una manifestación de familiares de una de las jóvenes desaparecidas, en los videos se aprecia cómo se llevan al que sea afirma es su padre para luego, gracias a los reclamos de la gente, soltarlo. Es inaceptable, la capacidad de reacción y la fuerza del Estado se usa en contra de las víctimas en lugar de hacerlo para localizar a las miles de personas que hoy faltan en sus hogares y que tienen una única demanda.

La única demanda es que aparezcan, que aparezcan junto a quienes siguen ausentes, doblemente desaparecidos por el silencio de los gobiernos, que aparezcan porque alguien los extraña en casa, que aparezcan porque una sociedad donde falta alguien está incompleta y lastimada, que aparezcan porque nadie merece tanta angustia ni abandono, que aparezcan porque es la esperanza y no el miedo el que debe abrazarnos.


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Ernesto Gutiérrez
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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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