Queda una semana para que entre en vigencia la nueva normalidad que, como ya escribí hace una semana, es un error porque no estamos listos; sin embargo la decisión está tomada por los que mandan y la gente está, con sus mejores trapitos, lista para salir a las calles.
Poco a poco, irán abriéndose giros de negocio esencial, algunos con una lógica absurda, tal como ¿por qué abrirá un cine, y un gimnasio no? También regresarán sus restaurantes favoritos, “chum chum”, y sí, claro, la tan ansiada cerveza.
Recientemente hemos visto la locura que ha provocado la reapertura, o al menos la venta ultra regulada de este líquido que vuelve loco a los mexicanos y que había escaseado por el paro de la producción. Sus apariciones fueron clamadas con odas y porras que ya quisieran nuestros médicos, enfermeras o muchos servidores asistenciales, que han arriesgado sus vidas.
Si me preguntan, la prohibición de la producción de cerveza provocó mayores contingentes de los que se habrían tenido con el simple cierre de bares y antros… pero nadie me preguntó, ¿verdad?
Dejando el paréntesis, insisto, la decisión está tomada, pero el punto importante es, ¿qué sigue?
El Gobierno Federal, con la ñoñería que le caracteriza, creó a la señora llamada Susana Distancia, existencia que no tengo que explicar, ¿verdad?
Bueno, pues soy de los que creen que la tía Susana debe quedarse.
Es cierto, hasta el momento a la tía Susana no se le ha respetado mucho; la hemos ignorado un tanto e incluso, por qué no, la hemos mandado a… tener su propia distancia.
La gente salió sin miedo al éxito, hizo fiestas en Ley Seca, visitó lugares públicos clausurados, al parecer muchos encontraron pareja dentro de los supermercados. La gente vendía por internet sus productos para evitar contagios, pero entregaban en muchedumbre como mercado ambulante en plazas públicas. Las filas de las pizzas (¡qué oso!)
¿Y Doña Susi?
Puedo argumentar que gran parte de su fracaso (con curvas aplanadas que no están tan aplanadas) es que no tuvo quién la hiciera respetar. La autoridad, tanto la federal como las estatales, han estado rebasadas. _
La tía Susi debe quedarse porque es la protagonista de la nueva realidad, pero urge un método eficaz para protegerla porque tenemos autoridades débiles... y los mexicanos somos un desmadre. _