Una señora en la fila del drive thru covid en Tampico habló por muchos mexicanos cuando estaba hasta la madre de esperar su turno bajo el fuerte sol, con hambre, sed y con el anuncio de que se había acabado las vacunas y que a ver qué, que aguantaran: “Nos la van a pagar en las elecciones, van a ver”, grito ante las cámaras.
Si no estás al tanto, amigo, te cuento que una serie de inconvenientes provocaron que los adultos mayores se encabronaran y bloquearan calles por la pésima organización y logística (¿o quizás una planeación dolosa?) durante los primeros cuatro días de vacunación covid.
Junto a esta situación que afectó a miles de adultos mayores, también se anunció el regreso a clases presenciales para cinco estados, incluyendo Tamaulipas, tras la vacunación de maestros que empieza esta semana; mire, si la mala planeación o planeación dolosa persiste, sabemos que habrá broncas monumentales porque los niños no han sido vacunados, ni gran parte de la generación boomer, millennial ni centennial.
Sin embargo, como ya escribí antes, ante nuestro débil y deficiente sistema educativo, el regreso a clases es necesario, aunque desde donde lo vean, la politización de la pandemia es evidente, es decir, la salud pública se está administrando con efectos electoreros calendarizados.
Porque todo esto se da con el inicio de la segunda parte de campañas, las locales y que traerán los nuevos diputados locales y alcaldes, y de la cual dependerá mucho la posición con la que quedará en el tablero la Cuarta Transformación y su antítesis.
Por eso, como ya dijo la señora, es en los comicios, ahí va la factura.
Es ahí donde se puede hacer sentir la respuesta a su manejo y toma de decisiones, mediática o manipulada, que se ejerce desde quienes están en el poder, ya sea desde Palacio Nacional en la Ciudad de México y desde Palacio de Gobierno, en la capital estatal; desde el cuatroteísmo y los vientos de cambio.
Por ejemplo, ¿no fue una decisión popular la reapertura en vacaciones?
Las políticas que se definan y decidan en temas torales como la reactivación económica, la vacunación covid o el regreso a clases, llevan un doble discurso: el de la responsabilidad social y el de las ocurrencias que buscan mover la intención del voto, y esa es la única religión del político; el riesgo es que descargue el voto en venganza, que suele ser peligroso.
