Hemos escuchado hasta el cansancio el término “nueva realidad” o “nueva normalidad” con el que se hace referencia al estilo de vida heredado por la pandemia de covid. ¿Qué significa? Nuevos hábitos.
La gente se lava más las manos, desinfecta objetos e inmuebles, usa gel antibacterial y se propagó el uso de cubrebocas y hasta la moda de los outfits para cubrir el rostro; pero la bronca han sido las multitudes... Si ya saben cómo somos de fiesteros.
En México inventaron la sana distancia y fue un fracaso, lo he escrito: a la tía Susi nadie la quiso. Hubo fiestas, reuniones, peregrinaciones, carnita asada, y en ninguna estuvo invitada. Ahora llegan las campañas políticas de la elección más grande de la historia del país, y pues si ya saben cómo somos de voraces… peligro.
Recordemos el ejemplo de la semana pasada: en un acto disfrazado de defensa de derechos pero con un sabor totalmente electorero, el gobierno del estado y el PAN reunieron a centenares de personas en Victoria, buscando mostrar músculo ante la 4T.
Una serie de errores de logística que determinaron esta decisión demuestran que para los grupos de interés político es más importante la elección de junio que la lucha contra el coronavirus.
Si me preguntan, ganó la 4T porque provocó que los líderes de la Alianza Federalista no respaldaran a Cabeza de Vaca, dejando roto el club de gobers del PAN… pero nadie me preguntó.
Bueno, este es el más claro y cercano ejemplo de que no aprendimos ni madres; sin embargo, no es el único caso ni tampoco Acción Nacional el único irracional: Morena o el PRI han hecho eventos para registrar aspirantes, entregar papeles o cualquier cosa nimia y siempre han llevado gente por decenas.
¿Qué pasará cuando las campañas entren en forma? ¿Qué pasará cuando Juan Político necesite estrechar manos, tomarse selfies con la gente jodida y buscar fotos con cientos de seguidores solo “pa’ mostrar músculo”?
Ni los diputados, ni los órganos reguladores han puesto sobre la mesa un plan para crear una nueva realidad en las elecciones, y la decisión de juntar gente o hacer eventos masivos está totalmente en manos de las instancias de salud, federales y locales, y en ambos casos, como se mostró en Tamaulipas, hay una línea de interés 100 por ciento electorera.
En fin, la hipocresía. _