Una mujer disparó a un asaltante, lo dejó tendido en el auto y ocasionó ovaciones cibernéticas.
Esa es la versión que le gusta al pueblo victimizado, el mismo que en su momento se enorgulleció de la hazaña de don Alejo Garza Tamez cuando murió enfrentando un grupo de Zetas hambrientos de nada.
En Ciudad Madero, el asalto a una mujer en el transporte público, terminó con un delincuente herido en un forcejeo, de la justicia divina y la civil, la que sobreexpone la incapacidad gubernamental, la que sea, de acabar con la delincuencia, la que sea.
Ni la esperanza de la 4T que ya lleva en su haber el mes más sangriento en México https://www.notivox.com.mx/policia/el-de-2019-el-enero-mas-violento-de-la-historia entre los pasos de la Guardia Nacional, ni los Vientos de Cambio del Gobierno de Tamaulipas que antes en tribuna del Senado vapulearan burocratismos sobre la violencia, ni tampoco los incipidos llamados de los mandatarios a no caer en la ‘psicosis’, nada detiene que, organizados o desorganizados, quién quiera vivir del ilícito, tenga un fortuito y expedito éxito de su empresa personal o colectiva, portando armas, cargando garrafas u ordeñado fuego, extorsionando familias trabajadoras y sembrando miedo, secuestrando vidas y con ello la paz.
¿O desde cuando la palabra “levantar” perdió su esencia pura de acción tras la inercia, o en la metáfora de luchar una adversidad?
Hubo horas después el morbo superficial de la red social que pone iracundo y temeroso al mundo con una foto de un arma sobre un jersey de futbol que es México es religión, alarmista para unos y desestimado por otros (me incluyo entre la pena de la risa) pero que al final coincidió con una noche llena de balas en la capital del estado, la violenta y llana Ciudad Victoria, que inició al pitazo final de jaibos y correcaminos, y que recuerda que Tamaulipas además de hazañas es de tragedias.
Las historias sufridas de la delincuencia son de todos los días, algunas apagan la luz, otras, las que pueden cambian de código postal pero son son los menos, porque los secuestros y extorsiones, por ejemplo, no respetan estatus, ni las balas.
Pero es psicosis
Entonces que sea lo que quiera.