A Juan Político le gustan los tumultos, las porras con batucadas, los chiflidos, los piropos, los jingles guapachosos en bocinas grandotas.
Por ahí se imagina antes del mitin a todo volumen, desde unas bocinotas al lado del escenario amplio pa’ caminar: “ladran, pero no pueden con mi pum-pum, con mi pum-pum, y a Juan no hay alguien que lo rompa, porque no pueden con mi pum-pum, con mi pum-pum, con mi pum-pum”.
“Bien Bichote, papá, ¡Ah, qué buena idea!”, piensa Juan. Pero la pandemia, la pinche pandemia que no deja hacer nada.
Si cierra los ojos puedes ver lo mismo que Juan Político: las banderas ondeando con su nombre reflejando por el sol, porque tiene que ser de día, que se vea... ¡A huevo! Aguas y refrescos para toda la gente que baja de los camiones de todas partes de la ciudad -mucha gente, caray- porque lo que importa es la foto con montones, raza; eso es lo que jala, personas de verdad, no por Photoshop ni esas cosas de los millennials.
“Mostrar el músculo”, dirían los conocedores de política.
Pero la pandemia, carajo...
Porque a Juan Político también le gustan las caminatas con mucha gente, recorrer las colonias mientras las familias salen de sus casas; y tocarse y abrazarse, darles un recuerdito: una playera, una gorrita y una bolsa con su nombre y, por supuesto que tomarse la foto, sonriendo juntos. Porque la foto es lo que importa, no solo el baño de pueblo, que salga en los medios y el “feis”.
Híjole, pero la pandemia, no se puede hacer nada...
Juan Político espera que bajen los contagios, o que alguien diga que bajaron los contagios, para hacer lo que más le gusta: mítines, caminatas, agarrar y tocar gente y que todos lo vean.
La Secretaría de Salud de Tamaulipas dijo hace 15 días que en marzo ya estaría buena la cosa, y la semana pasada pusieron el semáforo en amarillo… Ojalá le añadan el blanco en abril, mínimo que digan que sí a los tumultos con cubrebocas, al fin que ya cotizó unos miles, bien fregones con su nombre y el logo del partido, del color de las playeras.
Y si no, pues no hay bronca -piensa Juan- en los registros nadie dijo nada y todos reunieron hartos militantes, a nadie le conviene esa cosa, ni al gobierno.
Es México, el país donde ganó el Osito Bimbo. _
