No, hombre, el día que AMLO se erigió como Presidente electo se creó un entorno social de odio, propiciado por sus graves y constantes descalificaciones a sus adversarios. ¡México era un país unido! ¡Tal cosa!
Era burdo pensar en la aversión de mexicano contra mexicano, en un clasismo inexistente antes de 2016.
¿Así?
La conversión de “peje” a “presi” ha propiciado, de un discurso duro, una inercia volátil en el México Mágico, impensable antes de la 4T. ¿De acuerdo?
La hastiosa pelea de “chairos” contra “fifís”, que pasó de ser debate de afinidades ideológicas y políticas, a un acto de discriminación masiva de mexicanos contra mexicanos, forjan un muy ríspido entorno social que nada tiene que ver con la idiosincrasia nacional.
Porque, claro, nada tiene que ver el divisionismo México con las dos tormentosas y profundas revoluciones, de una década cada una, y una guerra civil intermedia.
Entonces la usanza actual “chairo” vs.”fifí” se cuece aparte en la historia mexicana.
La disrupción política mexicana atrajo una inédita visión segmentaria, una moda marginal de inercia pura que nada tiene que ver con concepciones naturales e inocentes como el machismo mexicano, o los enormes márgenes de riqueza y pobreza que son costos sanos del modernismo y la globalización.
Uh, no, México jamás había brechado fronteras físicas y mentales entre los mestizos y los “indios”, entre quienes son de piel blanca y “los prietos”, entre las novoreligiones “chiquitas” y la otrora monopólica iglesia católica, del estatus socieconómico entre ricos y pobres, o de “nacos” y “fresas”.
No hay antecedentes, mano, México no es de filias ni fobias; no, fue dividido por AMLO.
El feminismo, la población gay, el ambientalismo, nada de eso recibe despectivismo alguno, y tiene una aceptación automática. Escucha reguetón y banda, amigo, nadie te dirá nada en nuestra república unida.
¿Así era? Moralinos. Ah, qué mexicanos.
La memoria de nuestro país tiene una mecha muy corta. México es uno de los países más clasistas, la 4T lo supo, y se apropió de segmentos marginados y su rencor sembrado por siglos.
Las cosas como son.
