Cuando se crea la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar), el referente inmediato son los refugiados que llegan de América del Sur. Apenas comenzaba el flujo de guatemaltecos, pero la creación de esta instancia se adelantó, en cierta manera, a lo que vendría después: las oleadas masivas.
Pero en ese privilegiar a los guatemaltecos, la Comar se desatendió de los otros refugiados, incluyendo a los urbanos.
En ese momento no había la experiencia inmediata de flujos masivos, pero ya habían dado los referentes del exilio español y el flujo importante de nicaragüenses en tiempo de la revolución sandinista. Con todo, la Comar era una oficina pequeña que, incluso con el refugio guatemalteco, no sobrepasó seis plazas federales: el coordinador general, el director de Finanzas y los delegados en Campeche, Chiapas y Quintana Roo.
En tiempos fundacionales, la Comar atendía algunas decenas de refugiados provenientes de América del Sur. Había, por ejemplo, un grupo de bolivianos.
Tuvo también un importante programa de ayuda a refugiados salvadoreños. El mismo se extendió a otros estados, como Jalisco. Además aprovecharon que en la Ciudad de México se encontraba el Centro de Procesamiento de Solicitudes de Asilo de la embajada de Canadá. Para ese entonces, este país había reconocido a los salvadoreños como susceptibles de ser reconocidos en calidad de refugiados. Por ello, varios miles encontraron refugio más allá de los Grandes Lagos.
Reconocimiento y desafío
Llegar los 35 años de existencia de un organismo que tiene solo como fundamento un decreto presidencial de 1980 es un hecho que hay que festejar, pues en el ínterin han pasado muchas cosas en la arquitectura del gobierno federal y de la propia Secretaría de Gobernación.
Cuando se discutió la Ley de Refugiados, me tocó participar en una de las reuniones preparatorias, ahí afirmé que ya que habría una legislación era el momento ideal para incorporar a la Comar y su mandato, o algo semejante, en el texto mismo de la ley. No ocurrió y todo fue dejado al reglamento y a lo genérico de la Secretaría de Gobernación. Y en efecto, en el acuerdo del 7 de marzo de 2011 hay atribuciones importantes en materia de protección y otorgamiento de la calidad de refugiado y la protección complementaria.
Asilo, un derecho inscrito en la Constitución
Un gran logro hubo en 2011, al incorporar los derechos humanos en la Constitución y, de manera especial, el “derecho de asilo”. Éste se incorporó de manera autónoma mediante las reformas constitucionales del 10 de junio de 2011. El artículo en cuestión es el 11, párrafo segundo; es la base del derecho de asilo. Se refrendó en las mismas el principio de no extradición en el artículo 15. Hay que señalar que Joaquín Coldwell, antiguo coordinador general de la Comar, participó activamente en el proceso legislativo, en su calidad de senador.
El conflicto centroamericano de los 70 se tradujo en una concertación regional mediante la Conferencia Internacional sobre Refugiados Centroamericanos. Varias son las lecciones que aportó esta reunión regional: una concertación entre países de asilo y retorno, un marco conceptual común, concertación también con varios organismo internacionales como el Acnur, el PNUD, la ahora Organización Mundial de las Migraciones, el Unicef, el Unifem; la creación de programas específicos como Prodere, un mecanismo de seguimiento durante el tiempo que duró el mandato de esa conferencia; la incorporación de la figura del refugiado para el caso de México; una presencia importante de las organizaciones sociales y la de los propios beneficiarios, así como acelerar los procesos de paz en El Salvador y Guatemala.
Fueron momentos decisivos para el Estado mexicano dotarse también de instrumentos internacionales y regionales para fortalecer la práctica del asilo, que había iniciado apenas se formaba como nación independiente. Y no fue hasta 2000 que esto se hizo realidad.
Los derechos humanos en la agenda nacional
En efecto, dos hechos fueron relevantes en esta dirección; por un lado, en la década de los 90 el tema de los derechos humanos llega a la discusión y a las prioridades sociales; por el otro, el coordinador general de la Comar era también el titular de la Dirección General de Derechos Humanos. El primer ombudsman federal. Esto mismo se repite en los dos primeros años de la naciente Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), donde el secretario técnico representa también al secretario de Gobernación en la Comar.
Esta dualidad de funciones fue algo positivo para que se crearan vasos comunicantes entre los derechos humanos de los refugiados y los derechos humanos en general.
Descubrimiento de la frontera sur
La llegada masiva de los refugiados guatemaltecos permitió al país tomar conciencia de su frontera sur.
Atender a los desplazados internos
Al calor del conflicto en Chiapas y en la medida que en las instalaciones de la Feria de Comitán, en el mes de enero de 1994, se habían acondicionado para la partida de los refugiados guatemaltecos. De facto hubo una ayuda mínima en los primeros días aciagos de dicho conflicto. En efecto, varios desplazados internos de Chiapas fueron acogidos en estas instalaciones. Desde luego las mismas se habían remozado para atender a los retornos masivos de los refugiados guatemaltecos. La primera en esta dirección tuvo lugar el 20 de enero de 1992, y por ser excepcionalmente algo única en su género, pues fue concertada por los propios refugiados con el apoyo de la comunidad internacional y el gobierno de México; requirió de una concertación hasta entonces no vista en los procesos de retorno de refugiados.
Traigo esto a colación porque la atención a refugiados internacionales y desplazados internos tienen varias características en común: requieren protección. Cuando el Estado o nación de donde son originarios no puede o está rebasado, la comunidad internacional ha mandatado al Acnur y en la ocurrencia participan otros organismos, como el Comité Internacional de la Cruz Roja.
Por ello, creo que, proporción guardada, habrá la posibilidad para ampliar también el mandato de la Comar para ocuparse, cuando las situaciones los requieran, de los refugiados internos. Habrá que aprender de las experiencias en Chiapas y en Colombia para plantear, al menos en este aniversario, nuevas tareas para la Comisión.