Muchos lamentamos en su momento la designación de José Manuel Villalpando al frente del Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones en México durante el sexenio calderonista.
Sin embargo, si el entuerto—dado su dogmatismo oficialista—era bastante en su caso, tanto o más deplorable fue la designación de Patricia Galeana como sucesora y directora del INEHRM durante el sexenio de Peña Nieto.
En el caso de la presente, no solo era evidente su fanatismo y sus carencias como defensora a ultranza de la Mentira histórica, llegando hasta a lamentarse en entrevista para La Jornada el que la Historia oficial, esa impostura con que el sistema político mexicano ha venido a adoctrinar y desinformar a generaciones de mexicanos desde la Revolución Mexicana hasta la fecha, se hubiera desdibujado y perdido influencia durante el mandato de Fox y Felipe Calderón (lo cual es falso incluso, por lo que basta remitirse al propio Villalpando como ejemplo).
Sin embargo, lo peor en su caso fue su labor como directora de dicha institución, particularmente como destructora de acervos. Durante sexenios anteriores, el INEHRM llegó a recuperar varios acervos y archivos, (siendo depositados en el Archivo General de la Nación) mismos que digitalizó de manera minuciosa, permitiendo a ciudadanos tanto como a investigadores el tener acceso virtual a todo tipo de documentos históricos.
Cabe señalar que durante los festejos del mal llamado Bicentenario incluso, el acceso a estos fondos documentales tanto como su difusión alcanzó niveles históricos gracias a esta medida.
Sin embargo, esta burócrata no solo no lo aprendió en seis años que vivió del presupuesto—al no haber restaurado nada durante su gestión—pues una vez que asumió dicha Dirección destruyó toda la recuperación digital que se había logrado el sexenio anterior, mandando a tumbar también toda la plataforma virtual de archivos, fotogalerías, conferencias y documentos en general.
Ahora, ante la iniciativa de la esposa del presidente electo de asumir la dirección de lo que vendría a denominarse Memoria histórica y cultural de México, Galeana aplaude en El Universal dicha iniciativa esperando subirse al carro triunfal, curándose en salud, hablando de “la importancia de preservar los archivos” a espera de seguir viviendo del erario en el gobierno de la Cuarta Transformación.
