Mucha sacudida mediática se desató en México—más que el nuevo gasolinazo y la negativa a eliminar el IEPS por parte de los diputados y senadores de MORENA, que son mayoría en el Congreso—la avanzada de migrantes centroamericanos, sin contar con la mitad de los mismos quienes regresaron a Honduras.
No obstante, llama la atención el señalamiento conjunto de los mandatarios de Guatemala y Honduras en el sentido de que denuncian púbicamente que hubo motivos políticos e ideológicos detrás de la movilización, a la que calificaron como un engaño para poner en riesgo a las personas y abusar de la buena fe de los Estados.
Llama la atención también que dicha caravana migrante pudo cruzar perfectamente por otros puntos donde no requería controles de paso, y que cruzó por el puente internacional para exigir reconocimiento legal del gobierno mexicano.
El problema aquí es el que se detona en una doble crisis, interna y externa, para nuestro país: crisis humanitaria que el Estado mexicano—debido a su corrupción, incompetencia y falta de recursos para empezar por los suyos—está muy lejos de poder solucionar, más allá de las ocurrencias burdas por parte de la clase política que, al manifestarlas, evidencia su ignorancia tanto como su insensibilidad al respecto.
En caso que nuestro país se limite incluso a solo dar documentación de paso a los integrantes de la caravana se corre una amenaza triple: que se disperse e intente cruzar por medio de redes de tráfico de personas controladas por el narco; que una vez en la frontera norte, donde no podrán pasar, se detone una serie de incidentes violentos que ponga en peligro a nacionales y extranjeros; y el que un precedente de una magnitud tan escandalosa implicará poner en riesgo también a nuestras fuerzas de seguridad que, ante dicha estrategia, poco o nada podrían hacer para contener a una caravana nicaragüense o venezolana
Ahora bien que como circo mediático y distracción nacional, habría que recordar que esto no es nada nuevo puesto que todos los días hay flujo de migrantes por la misma frontera de Chiapas a nuestro país, que no es ni siquiera el destino de los mismos; sobre todo a aquellas “buenas consciencias” repentinas que, desde su fariseísmo y su falsa empatía de horario triple A, apenas acaban de descubrir esta realidad o que el sur también existe.
